Mirta Muñiz Egea, viaje en el tiempo.

Pero dejemos que sea la propia Mirta con esa memoria y locuacidad envidiables, quien nos ponga en contacto con la historia. En primer lugar sus momentos primeros, cuando llega a la Radio de Monte y Prado, la prístina CMQ.

«Los antecedentes para trabajar en la radio se deben a dos aspectos. Primero que todo, en esa época se buscaba trabajo donde lo hubiera y el otro está dado porque un primo mío un poco mayor que yo, era un actor bastante conocido, Eduardo Egea. Primo hermano por partida doble. Él Egea Muñiz y yo Muñiz Egea».

«Bebo, como le decíamos, empezó a trabajar en Radiodifusión O’Shea y más tarde en CMQ. Como persona inquieta que me interesaba todo, iba con él a sus programas. Te hablo de los primeros años de la década del cuarenta Allí conocí a muchísimas personas del mundo artístico como Lolita Berrio, Marcelo Agudo, Enriqueta Sierra. Recuerdo que habían pequeños estudios que cuando se hacían efectos de disparos, comenzaba a salir polvo, porque en la acústica se utilizaban sacos de yute. Cuando esto sucedía teníamos que salir para la calle».

¿Qué sería lo más rápido que acude a su memoria? Le pregunto.

«En la CMQ, nuestro primer novelista Alejo Carpentier tenía un programa que se llamaba Los dramas de la guerra, sobre los hechos de la segunda guerra mundial. Un día, Bebo le pidió a Carpentier que me permitiera estar en el estudio mientras se hacía el programa. Carpentier me dijo «yo la dejo estar aquí si usted no habla, porque a mí me molesta que la gente hable en la cabina».

«Me pasé un mes yendo todos los días a la grabación y nunca abrí la boca, hasta un día que me dice Carpentier «y usted no habla». Bueno, usted me dijo a mí que no hablara, yo estoy aprendiendo. Sonrió y dijo «bueno, vamos a oír dos temas musicales para ver cual le viene mejor al programa». Y me preguntó «para esta escena cuál música utilizaría? Yo le di mi apreciación y para mi sorpresa, había coincidido con su gusto. A partir de ahí se convirtió en mi maestro. Aprendí mucho de él, porque no solo escribía, también musicalizaba sus programas».

«Muchos años después lo encontré en París en una recepción que había en la embajada nuestra. Yo no me atrevía a acercarme porque habían pasado tantos años. Pero él llegó hasta mí y me dijo «tú no eres aquella muchachita que iba a CMQ. Tú no eres Mirta». Se puso muy contento y me empezó a preguntar por Marcelo Agudo, por Enriqueta Sierra, por Miguel Llao, porque el no sabía de ellos. Figúrate ya algunos habían fallecido».

Recuerdo haber leído en la revista Revolución y Cultura una entrevista que usted le hace a Carpentier en París

«Precisamente fue al día siguiente de este encuentro en la embajada que me pidió les grabara sus memorias de la radio. Cuando Revolución y Cultura decide hacer un número homenaje por los setenta años de Carpentier, me pidió la entrevista y efectivamente fue publicada».

¿Entonces, deduzco que su primer trabajo remunerado en la radio los realiza en Cadena Azul?

«No, que va. Posteriormente entré en Unión Radio, que también estaba en la calle Prado. Me contrataron como secretaria del dueño Gaspar Pumarejo. O sea no llegué por la parte creativa de la radio, pero como me interesaba todo me quedaba más tiempo en la emisora, o sea llegaba más temprano. De esa forma me «colaba» en los estudios a disfrutar de la dirección de gente como Roberto Garriga, que me enseñó mucho desde el punto de vista del uso de la técnica, de los planos, la colocación ante el micrófono, la utilización de la música en función del texto. Entre las personalidades que influyen en mí, un recuerdo especial para Víctor Martínez Casado. Tenía el programa El profesor Martin, que daba consejos a los oyentes sobre disímiles tópicos. También recuerdo al maestro Pablo Medina. Él tenía un programa de apreciación musical y yo me sentaba en la cabina mientras él anunciaba las piezas musicales. Me decía: «fíjate oye las maderas, ahora vas a escuchar un trino, esa es la flauta, eso es…» Con esto quiero decirte que me enseñó a apreciar la música. Este programa realmente era maravilloso. Al finalizar terminaba diciendo: «Y ni media palabra más, RCA Víctor es la mejor en radio».

De cómo se forma la mujer-radio Mirta Muñiz, me dice:

«Ante todo debo decirte que soy totalmente autodidacta. Eso sí todo me interesaba a mi alrededor. Yendo a la cabina, escuchando a todo el que me podía aportar algo interesante. Un día hubo que poner un disco, y yo lo puse. Un día hubo que operar un control de audio y yo me arriesgué. Y así fui aprendiendo de todo y por el camino hacía las cartas y los papeles de Pumarejo. Como era una emisora chiquitica, teníamos que hacer de todo».

«Mira, Eduardo Robreño tenía un programa que se llamaba El eco de la ciguaraya y él escribía con el programa en el aire y yo corría desde la máquina de Robreño hasta la cabina y pasaba por debajo de la puerta las hojas del libreto. En otras ocasiones me sentaba en el patio a repasar el libreto con Alicia Rico, que tenía dificultades para la lectura. Se trabajaba con mucha unión, como colectivo y también había gran apertura a las ideas nuevas. Siempre se estaba buscando la forma de poner cosas nuevas en el aire».

¿Cuándo conoce a Marcos Behmaras?.

«Marcos es para mí inolvidable. Fue muy importante en mi vida. Lo conocí precisamente a mediados de la década del cuarenta en Unión Radio. En ese momento Marcos estaba tratando de escribir y realmente no tenía trabajo como escritor. Él lo que hacía era llevar los libros de contabilidad a algunas empresas pequeñas».

«Un día se apareció con un libreto y me lo entregó para que se lo mostrara a Gaspar Pumarejo. Una vez que lo leyó Pumarejo me dijo «Está muy bueno, pero se podrá hacer dentro de 10 años, la radio todavía no ha llegado a ese nivel».

«Por supuesto discutimos muchísimo y finalmente el programa salió al aire. Era un programa de crítica social, pero con el ingrediente del humor. Marcos se especializó en dos líneas fundamentales. El humor por un lado y la tensión por el otro».

Y después de toda la etapa inicial de aprendizaje, ¿cuándo realmente usted comienza a hacerse sentir en Unión Radio?

«En Unión Radio se trasmitía la pelota, que aún hoy es uno de los grandes pasatiempos de nuestro país. Yo escribía los comerciales para la pelota, ya que en esa época no estaban desarrolladas las agencias de publicidad como sucedió después. Preparaba los libros para que los narradores y comentaristas Felo Ramírez, René Molina y Alberto Gandero, tuvieran en la cabina las notas y la periodicidad con que debían hablar de Gillette, Esso Estandard Oil y de otras firmas que patrocinaban la pelota de Unión Radio».

«También empecé a dirigir algunos programas menores de música. Recuerdo uno que hacía temprano en la mañana La india de Oriente. Así continué avanzando en la dirección que era lo que más interesaba y llegué a dirigir la novela de las 8:00 de la noche. En realidad esa novela la dirigía Garriga y el me dejaba practicar, darle entrada a los actores, pasar la mesa, y un día me dijo «bueno ya tu puedes dirigir la novela, voy a hablar para que te la dejen a ti».Cosa que pocos hacen, que es dejar un trabajo para que se lo den a otro. Eso se lo tengo que agradecer a Roberto Garriga».

«Después dirigí también La Guantanamera un tiempo, con Joseíto Fernández, Coralia Fernández, y otras personalidades».

Usted es fundadora de la televisión. ¿Qué recuerda Mirta Muñiz?

«Transcurría 1950, hacía dos meses que no cobrábamos. Un día Pumarejo me llama y me dice «voy a traer la televisión a Cuba». Como usted va a traer la televisión si Unión Radio no tiene dinero. Lo que pasaba es que los Hermanos Mestre estaban corriendo construyendo su edificio apoyado por la firma Dumont. Entonces Pumarejo, con la ayuda de la firma RCA Víctor se lanzó y sacó el canal cuatro, antes que la CMQ, el 24 de Octubre de 1950″.

«Yo serví de traductora para la compra de los equipos de la RCA Víctor, reunión que se hizo en el restaurante El patio, que estaba en Prado. Se negoció traer equipos desactivados de una emisora de televisión de Estados Unidos para montar la televisión antes que Goar Mestre. Esa era la meta. ¿Cómo y con qué? Eso no importaba. Se. decidió un grupo de personas para ir a entrenarse a Estados Unidos, entre ellos Juan Ramón González Ramos, Maruja García y otros que no recuerdo. Aquello fue de corre corre . Si mal no recuerdo se hizo en un mes, todo muy rápido. A mí Pumarejo no me dejó ir porque tenía toda la organización de esta inauguración».

«Se inauguró en Mazón y San Miguel cuando todavía Pumarejo vivía en los altos. Se utilizó el comedor para un estudio, el patio para otro estudio y la cocina de la casa para hacer el programa de cocina de Nitza Villapol. Aquello era muy simpático, porque en el patio de la casa estábamos haciendo algo dramático y de momento pasaba un vendedor de helado pregonando el producto y salía también al aire».

«La televisión se inauguró por el día y por la noche se hizo una gran fiesta a la que asistieron Carmen Montejo, Pedro Armendáriz y otras personalidades nuestras. Yo guardo la lista de las personas que trabajaron en cada puesto esa noche. Dónde estaba Raquel Revuelta, donde estaba Eduardo Casado, y así con todos los que tuvimos que ver con aquella inauguración».

«Recuerdo algo muy simpático. La televisión estaba en el aire, pero los televisores no se habían vendido. Entonces le dije a Pumarejo que encendieran los aparatos de frente a las vidrieras en La Habana, para que el pueblo se detuviera a verlos y así se promovía su venta. Y aquello funcionó imagínate la llegada de la televisión fue una gran noticia y un magnífico acontecimiento».

¿Y después que responsabilidad le asigna Pumarejo en la televisión incipiente?

«Allí yo hice muchas cosas. Siempre tenía algo de oficina, también los comerciales, hice programas infantiles, en esos tiempos había una cosa muy linda y era que todo el mundo estaba porque las cosas salieran bien y estar en el lugar donde fuera necesario sin protagonismo, sin mecanismos económicos. Muchas veces no cobrábamos por hacer algo. Hay que decir que el talento se empezó a revalorizar con la llegada de la Cadena Azul y eso hay que agradecérselo a Amado Trinidad.»

Tengo entendido que usted también incursiona por las publicitarias que se comenzaron a abrir paso en los años cincuenta.

«Imagínate. En esa época una se movía por donde mejor podían remunerarte siempre y cuando el trabajo te gustara naturalmente. Entré en McCann-Erickson y llegué a ser jefe de radio y televisión en esta agencia que tenía mucha influencia. Allí estuve hasta después del triunfo de la Revolución, cuando fueron intervenidas. Fui la interventora de todas las agencias de publicad que había en el país.»

¿Cómo se produce esta intervención?

«A medida que se iban produciendo los problemas, porque la intervención no es algo que decidió la revolución para tomar los medios. Eso es importante que quede muy claro. Los medios se fueron interviniendo en la medida que se fueron creando los problemas. A veces para respaldar a los trabajadores. Otras porque los jefes se iban de los lugares y no había quien dirigiera. Y así fue como se fueron asumiendo los medios y las agencias».

¿Porque muchas veces se dice que la Revolución tomó los recursos del país, y nadie dice que los recursos fueron abandonados y otras veces fueron saboteados?.

«En el caso de las agencias, en primer lugar se intervino Publicitaria Siboney, que tenía mucho peso en la radio y la televisión, porque los Cuba, que eran los dueños habían abandonado el país. Después con la nacionalización de las empresas norteamericanas, se nacionalizan también los departamentos de publicidad de Crusellas y Compañía y de Sabatés S.A.».

«Sabatés era la subsidiaria de Procter and Gamble y Crusellas de la Colgate-Palmolive Peet. Estas empresas tenían mucha importancia e influencia en la radio y la televisión porque no eran las que ponían los comerciales en los programas. Eran más, porque ellas hacían los programas. Por ejemplo los programas de Crusellas ocupaban el sesenta por ciento del tiempo de la CMQ. Y los artistas que trabajaban allí no eran artistas de CMQ, eran de Crusellas y Compañía. Por ejemplo mi primo Bebo Egea, era exclusivo de Crusellas para hacer Moncada y las novelas y cobraba por Crusellas».

«Cuando intervienen la CMQ a mí me asignan el departamento de ventas de publicidad, el que asumí sin dejar mi responsabilidad al frente de las publicitarias intervenidas, hasta finales de febrero de 196l que se suprimen los comerciales en CMQ. Los artistas cobraban por la agencia y hubo necesidad de aplicar una política para ajustar los salarios».

«Amaury Pérez comenzó a hablar con ellos para que cada uno voluntariamente tratara de reducir sus entradas, incluso se había sugerido la cifra de quinientos pesos».

«Hubo gente y gestos muy lindos, entre ellos, el de Enrique Santisteban que ganaba cerca de dos mil pesos y nos dijo «yo no puedo llegar a quinientos, pero sí a ochocientos». Así te puedo hablar de Eduardo Egea, de Rosita Fornés, de Consuelo Vidal, Amaury Pérez, Carballido Rey, y muchos más que harían interminable la lista.»

Después de intervenido el Circuito CMQ, se produce un incendio brutal.¿Usted se encontraba presente?

«Ese día tenía un despacho en el Ministerio de Industrias con el Comandante Ernesto Guevara y tenía costumbre de antes de retirarme a mi casa dar una vuelta nocturna por CMQ. Como anécdota ese día me había estrenado unos zapatos rojos y se echaron a perder en el fuego. Ya tarde, como a las once llegué a CMQ. Desde la calle M vi el fuego. Acababa de empezar, sólo estaban las postas, el poco personal que estaba trabajando y el remoto de la pelota que estaba de regreso del stadium. Aún no habían llegado los bomberos».

«La radio tenía otras perspectivas para no dejar de estar en el aire, pero la televisión si corría el peligro de no poder salir de acuerdo a lo establecido a las l2:00 del día y nos hicimos el propósito de que la televisión no se afectara ni un minuto. Entre Gregorio Ortega el director de CMQ, Amaury Pérez, Lino Noya y yo, tomamos las decisiones y mandamos a buscar a los ingenieros Madariaga y a Díaz y otros técnicos para buscar la manera de hacer un master improvisado en el estudio diecisiete del Focsa».

«Por cierto que el master se montó sobre una caja de coca-cola y gracias al trabajo de nuestros técnicos a las doce del día el Canal 6 salió al aire con su programación como si no hubiera pasado nada».

«Recuerdo que entre los dirigentes que pasaron por CMQ, estuvo el Comandante Raúl Castro y mirando mi mesa calcinada dijo «esa mesa mándenla para el museo, que esa es una muestra de las agresiones que hace el imperialismo contra los medios de comunicación».

Como fundadora del ICR que puede decir de este proceso.

«Fue vital.. En todo proceso revolucionario una de las cosas más importantes ha sido la unidad y el proceso de unidad de la dirección de la radio y la televisión era importantísimo. En este proceso hay que señalar la labor de Marcos Behmaras y Amaury Pérez, para crear una línea que permitiera satisfacer las necesidades informativas, educativas, culturales y de recreación, a la vez que, darle personalidad a las emisoras, diferenciarlas para cubrir diferentes segmentos de la población. Y se decidió también la reubicación de los transmisores para reducir las zonas de silencio existentes».

«No fue un proceso fácil, en primer lugar había que propiciar y luchar por un cambio de mentalidad y eso no se podía lograr de un día para otro. El primer logotipo del Instituto Cubano de Radiodifusión lo hizo Guillermo Menéndez, un diseñador ya desparecido».

«Fui primero jefa de divulgación del nuevo organismo, después jefe de los programas infantiles y más tarde estuve dirigiendo algunos años la programación dramática de la televisión, incluso dirigí muchos programas infantiles y de Teatro ICR. Por cierto el primer largo metraje de cine para la televisión lo dirigimos Amaury Pérez y yo. Fue el teatro Yerma, protagonizado por Consuelo Vidal, Sergio Corrieri y Erdwin Fernández, en los papeles principales. Además trabajaron Parmenia Silva, Cristy Domínguez, y tuvo más de tres horas de duración».

«Lo estábamos ensayando para Teatro ICR pero Marcos Behmaras cuando vio el ensayo sugirió que lo filmáramos y le pidió ayuda a Ñico Ruiz camarógrafo de los incipientes Estudios Cinematográficos del ICR. Desocupamos un estudio del Focsa una semana para filmar allí. Después se buscó una locación en el Río Almendares para la escena de las lavanderas. En total aquella realización desde la idea, la filmación, la edición y la musicalización, hasta el día que se puso en pantalla demoró solo treinta y un días».

«Esta fue la primera película que hizo la televisión cubana y con el mérito de haberlo logrado en tiempo récord y con una cámara de dieciséis milímetros, que cuando se calentaba rodaba el aceite por el visor y el camarógrafo tenía que parar, limpiar el visor, fue realmente una locura, pero al final quedó un trabajo de altos quilates. Espero que esté en los archivos porque es patrimonio de la televisión».

«Esta película se pasó en la Cinemateca, como un logro de la televisión. Pienso que hoy se podría pasar por la pantalla por la envergadura de la obra, el nivel con que fue realizada y por el valor de haber sido la primera película hecha por la televisión con recursos mínimos».

¿Hasta que momento usted permanece en la televisión?

«Estuve hasta 1969, que me mandaron a buscar del Partido para ocuparme de la divulgación de la zafra azucarera de ese año y el gran proyecto de los diez millones en 1970..Me fui a Camagüey a coger experiencia de lo que era una zafra en grande y preparé la campaña de divulgación de las zafras de 1969 y 1970 y después ya me quedé en el taller de publicidad del Partido».

Volviendo un poco atrás.¿Usted también incursiona por el Circuito Nacional Cubano, a principios de los años cincuenta?

«Allí trabajé fundamentalmente la publicidad. Todavía no sabía que esa emisora era de Batista. Lo supe cuando un día Alberto Sotolongo, dueño de la agencia Mercado, Survey y Publicidad, me dice «quiero que vengas conmigo a una reunión porque nos van a encargar una campaña muy importante y quiero que tu te hagas cargo».

«Me llevó a casa de Tony Pérez Benitoa, que era el esposo de Mirta Batista, hija del futuro tirano, que aparecía como dueño del CNC. Por cierto cuando llegamos a la casa en la puerta había una grulla y en el salón de la reunión los galones de sargento. Cuando vi aquello, le dije a Sotolongo y yo que rayos hago aquí » espérate que le vamos a hacer una campaña al guajirito de Banes para las elecciones». Le contesté que conmigo no contara y baje por aquellas escaleras y me fui de la casa».

«Hay que decir que Batista le encargó a él una investigación nacional previo a las elecciones y al golpe del 10 de marzo. Se hizo aquella investigación donde se demostraba que Batista no ganaba aquellas elecciones. Al poco tiempo Batista dio el golpe de Estado que ensombreció al país durante siete cruentos años.»

Usted participó en la campaña de alfabetización. ¿Qué recuerdos atesora?

«A finales de 1960 me dieron indicaciones de hablar con Mario Díaz, que fue designado para que dirigiera la campaña de alfabetización para que yo ayudara en el plan de publicidad que había que desarrollar. Mario me dijo que tenía una brigada piloto de doscientos muchachos en la Ciénaga de Zapata como una prueba para experimentar como funcionaba la cartilla, el manual, el desenvolvimiento de los muchachos, las necesidades de los campesinos, etc.».

«Por supuesto me fui para la Ciénaga. Allá me encontré a Abraham Maciques, al frente del plan. Hicimos la primera encuesta para conocer los problemas que presentaban los muchachos y la situación de los analfabetos. Vinimos y preparamos la estrategia de la campaña».

«Recuerdo que nos reunimos Eduardo Saborit, el Indio Naborí, Celia Torriente y yo para hacer un himno. Cada uno aportó una frase que Saborit le dio forma y le creó la música. Así surgió el Himno de la Alfabetización que fue aprobado y después hicimos la estructura de la campaña. Hoy vemos como algo natural que los jóvenes vayan al campo. Pero en aquellos años decir que una muchacha saliera de su casa para ir al campo realmente era una tragedia. Pero se logró una concientización de todo el pueblo. Y en ello tuvo mucho que ver el diseño de la campaña que se logró hacer por todos los medios gráficos, radiales y televisivos».

«En el campamento de Varadero los muchachos pasaban la primera semana separados de su familia, Allí se les enseñaba a manejar el farol, la cartilla…Eso se hacía como si fuera una fiesta. Los dirigentes iban allá. Recuerdo que el Presidente Dorticós iba todas las semanas a darnos vuelta».

«La campaña comenzaba el 17 de abril de 196l, el mismo día que se produce el ataque a Playa Girón y todos los responsables nos trasladamos a la Ciénaga de Zapata a recoger y trasladar a los brigadistas que estaban en la zona hacia Jagüey. Como anécdota debo decir que yo había estado la noche anterior en Girón y dormí en la cabaña que al día siguiente reventaron con una bomba».

¿Por qué sale de Girón el día anterior?

«Porque nuestra base fundamental era Varadero y estábamos preparando el acto de inicio de la campaña de alfabetización».

«Y hablando de actos, el día de las madres hicimos un gran acto en el Anfiteatro de Varadero. Le avisamos a Celia Sánchez y a mitad del mismo Celia nos llamó y dijo que demoraran el acto, que Fidel iba para allá. Y efectivamente fue un día muy feliz, porque él participó y le habló a los muchachos y a los familiares que habían ido a ver a los hijos y en otros casos se habían incorporado con sus hijos».

La entrevista ha concluido y me queda la inquietud de no haber podido atrapar tanta riqueza presente en cada día vivido en la ya larga trayectoria de esta sencilla mujer, que aunque jubilada, niega con su bregar diario cualquier asociación con el retiro…

A sus ya publicadas obras Rendir montañas y amasar estrellas y Publicidad, mito y realidad en el socialismo se une el título que acaba de terminar El pan cierto de cada día. ¡Enhorabuena Mirta Muñiz!.

Autor

  • Josefa Bracero Torres

    Josefa Bracero Torres [Camagüey. 1942]. Multipremiada investigadora, locutora, periodista, realizadora e historiadora de la Radio Cubana. Licenciada en Periodismo. Primer expediente 1974-1979. Locutora de primer nivel. Jefe de Información y Directora provincial de Radio y TV y de Radio Cadena Agramonte, [1969 y 1985]. Vicepresidenta del ICRT [1985 y 2004]. Entre los reconocimientos que posee se encuentran: Cuadro destacado del Estado, Orden Ana Betancourt, Distinción por la Cultura Nacional, Premios Nacionales de Radio y Actuar por la obra de la vida, Artista de Merito de la Radio y la TV, Hija Ilustre de la provincia de Camagüey. Premiada en Festivales Nacionales de Radio, 26 de Julio y Caracol, y por la Caribeann Broacasdting Awards. Tiene 12 libros publicados, sobre la historia de la Radio y la Televisión, así como el libro TULA, escrito en honor a la ilustre principeña en su el año de su bicentenario.