Salamanca y Eddy, irrepetibles

Pero la delegación de más de trescientos deportistas y técnicos cubanos subió al Cerro Pelado, la nave insignia, en los muelles de Santiago de Cuba. Llegó frente a las costas de Puerto Rico y alcanzó tierra en las goletas que tuvo que buscar el Comité Olímpico.

 

El hecho de desfilar en el estadio Hiram Bithorn era ya una proeza, una gran victoria. Hasta ese momento era la mejor actuación del país en eventos centroamericanos, con ciento noventa y dos medallas, superior en cincuenta y dos a las obtenidas en 1950 en Guatemala.

En esos días Radio Progreso obtuvo el mayor rating, solo reservado a los grandes acontecimientos. En las casas, en el surco, en la fábrica, en el ómnibus, en la cafetería, en cualquier calle… solo se hablaba de pelota, de atletismo, de voleibol. Y cuando uno de los mejores cuarto bate de todos los tiempos, Miguel Cuevas, sacó la pelota sobre las cercas para impulsar a Urbano González con la carrera que rompió el celofán en el juego decisivo frente a Puerto Rico, toda Cuba vibró de emoción.Eddy Martin

Para respaldar la voz de Eddy Martin, que se multiplicó para no dejar escapar ninguna jugada, estuvieron los periodistas Juan Marrero, del periódico Granma, y Gustavo Tomeu Riverón, ya jubilado, que le ayudaron en los comentarios.

Y en La Habana otros protagonistas se reprodujeron dirigidos por José Antonio Caiñas Sierra. Todo un equipo de ingenieros y técnicos que no descansaron ni en los centros transmisores ni en Radio Progreso, entre ellos René Martínez y Lito Aguiar. El control maestro de la cadena nacional recibía la narración vía telefónica desde San Juan, y la enviaba hacia los centros transmisores, a la vez que ofrecía esta señal a otros departamentos que la grababan para su utilización en noticieros de la radio y la televisión y de referencia para los periódicos y revistas.

¡Cuba, campeón mundial!

Nunca antes fue más dulce el sabor de la gramínea cubana, expresión que Juan Antonio, el inolvidable Bobby Salamanca, había incorporado a su decir beisbolero, que en esta ocasión campeonato mundial de béisbol en 1969–, cuando la magia de la radio logró trasladar al parque de Quisqueya, en la hermana Santo Domingo, a millones de personas que eufóricas, brotaron en pasión y orgullo…

Cuba había ganado el campeonato mundial de béisbol en 1960 en Costa Rica y se disponía a retener el título con una escuadra donde se alinearon entre otros, Owen Blandino, Fermín Laffita, Rigoberto Rosique, Lázaro Pérez, Ramón Hechavarría, Félix Isasi, Andrés Telemaco, Felipe Sarduy, Silvio Montejo, Tony González, Agustín Marquetti, el novel Rodolfo Puente…

Cómo disfruté del trabajo de los lanzadores Santiago (Changa) Mederos, Rolando Macías, José Antonio Huelga, Lázaro Santana y Roberto Valdés, y para cerrar un pitcher que lo mismo lanzaba con efectividad, que era llamado para traer la carrera decisiva, Gaspar (El Curro) Pérez.

Eran los primeros minutos del 26 de agosto de 1969. Se había acabado el campeonato mundial de pelota, con una extraordinaria respuesta sin paralelos en la historia. Cuba había ganado los nueve juegos primeros, pero el decisivo, como casi siempre, fue frente a Estados Unidos.

Nunca olvidaré aquella octava entrada, cuando las opiniones se dividieron, unas en contra y las más a favor de la decisión del mentor de veintiún años, Servio Borges, que perdiendo una por cero, depositó su confianza en el oportuno poder como bateador del lanzador, Gaspar (el Curro) Pérez.

Y el Curro trajo desde segunda base al short stop Tony González, para empatar el desafío, que después decidió el jardinero Rigoberto Rosique. Ya en las postrimerías, cerró con dos ponches, que inscribieron para la posteridad la frase de Salamanca presente en la histórica mención de Radio Rebelde y en la historia de la narración deportiva cubana y que esta vez la emoción dio un colorido especial: «Azúcar abanicando, Cuba campeón mundial».

Salamanca y Eddy ya no están entre nosotros físicamente, pero en la memoria permanecerán como ejemplo de proyección cultural, tenacidad, vocación, profesionalidad, compañerismo… Ellos serán por siempre la pareja irrepetible de la narración deportiva cubana.

Autor

  • Josefa Bracero Torres

    Josefa Bracero Torres [Camagüey. 1942]. Multipremiada investigadora, locutora, periodista, realizadora e historiadora de la Radio Cubana. Licenciada en Periodismo. Primer expediente 1974-1979. Locutora de primer nivel. Jefe de Información y Directora provincial de Radio y TV y de Radio Cadena Agramonte, [1969 y 1985]. Vicepresidenta del ICRT [1985 y 2004]. Entre los reconocimientos que posee se encuentran: Cuadro destacado del Estado, Orden Ana Betancourt, Distinción por la Cultura Nacional, Premios Nacionales de Radio y Actuar por la obra de la vida, Artista de Merito de la Radio y la TV, Hija Ilustre de la provincia de Camagüey. Premiada en Festivales Nacionales de Radio, 26 de Julio y Caracol, y por la Caribeann Broacasdting Awards. Tiene 12 libros publicados, sobre la historia de la Radio y la Televisión, así como el libro TULA, escrito en honor a la ilustre principeña en su el año de su bicentenario.