Rita de Cuba: La gran voz de los “Sin Voz”

Hace 66 años (el 17 de abril de 1958) falleció de cáncer Rita Aurelia Fulceda-Montaner y Facenda, enterrada en la necrópolis Cristóbal Colon; hija del blanco Domingo Montaner Pulgarón y de la mulata Mercedes Facenda; había nacido en 1900 (según la fuente, el 20 de agosto o el 22 de mayo) en la calle Cruz Verde de la habanera Guanabacoa.

Allí creció entre raíces culturales europeas y africanas, hasta devenir una de las más trascendentes artistas cubanas del teatro, la radio, el cine y la televisión, con notable éxito nacional e internacional.

Al advertir su afición musical, desde pequeña sus padres le habían comprado un piano, que comenzó a estudiar en el conservatorio Carlos Alfredo Peyrellade (según Ecured, Conservatorio de Música y Declamación de La Habana Eduardo Peyrellade, 1910) donde aprendió solfeo con Carmelina Pascual, y con Pablo Morales (quien destacaba su voz bellísima y gran temperamento) teoría de la música, armonía, piano y canto, y en 1913 ganó la Medalla de Oro, graduada en 1917. En New York, Estados Unidos, fue discípula de canto del profesor italiano Alberto Bimboni. Le presagiaban buen futuro en el piano, pero prefirió cantar (mezzosoprano-soprano), presentándose como pianista y luego como cantante, en salones de amigos y familiares en conciertos organizados por relevantes creadores.

Entre 1918 y 1920 estuvo casada con el músico y dibujante (concretamente, caricaturista) gerundense (catalán) Xavier Cugat, radicado en Cuba desde 1905, quien interpretaba tangos en New York y devino entre los principales difusores de la música cubana de raíces africanas, la de Ernesto Lecuona (también de Guanabacoa, y a quien conoció con ella), y de la música iberoamericana en general.

El 16 de marzo de 1922 participó en los Conciertos de Música Típica Cubana organizados por el compositor Eduardo Sánchez de Fuentes, con la orquesta que dirigía Gonzalo Roig, y el 10 de octubre de 1922 naciendo la radio cubana, inaugurándose la radioemisora PWX, entonó las canciones Rosas y violeta de José Mauri, y Presentimiento, de Sánchez de Fuentes. Dirigía la orquesta Luis Casas Romero, “padre de la radio cubana”, y fue la primera cantante en nuestra radio.

En 1923, el 28 de enero se presentó en el Teatro Nacional (hoy Gran Teatro de La Habana) en el Festival de Canciones Cubanas organizado por Sánchez de Fuentes;  el 27 de febrero en el teatro Luisa Martínez Casado (Cienfuegos), y el 22 de marzo en el Teatro Principal de la Comedia, en un concierto de música sacra organizado por Néstor de la Torre. En la sala Falcón de La Habana, cantó con Lola de la Torre el dúo de la ópera La Gioconda de Amilcare Ponchielli; Alejo Carpentier destacó “… su timbre de voz exquisito, que acaricia el oído (…) su mucha seguridad al atacar las notas altas y su escuela inmejorable”.

El 9 de octubre de 1923 actuó en el Festival de Música Cubana organizado por el periodista Guillermo de Cárdenas y Ernesto Lecuona al piano. El 15 de junio de 1924, cantó Marita, a dúo con el compositor Alejandro García Caturla, de Jorge Anckermann, con la Orquesta Sinfónica de La Habana, dirigida por Gonzalo Roig; el 28 de septiembre, los cinco lieder de Guillermo M. Tomás: El pescador, Yo quiero ser, Duerme y sueña, Jamás, y Yo soy morena, yo soy ardiente (teatro Campoamor, al piano Natalia Torroella).

Compartió escenario con prestigiosas figuras cubanas y de otros países; algunos de los mejores compositores escribieron partituras especialmente para ella, consagrándose en Cecilia Valdés (Gonzalo Roig), el luego famoso tango congo ¡Ay Mamá Inés! de Eliseo Grenet, su eterno enamorado, protagonizando como José Rosario el calesero, su zarzuela el sainete Niña Rita o La Habana en 1930 (la estrenó el 29 de septiembre de 1927 en el Regina, texto de Riancho y Castells; ese mismo día actuó en La tierra de Venus, con música de Lecuona y texto de Primelles, cantando “Siboney”), con el propio Lecuona, quien le compuso El cafetal y de quien interpretaba muy delicadamente bellas canciones como Noche azul y Siboney (las grabó en 1928); Gilberto S. Valdés le compuso Ogguere, y entre otros, El manisero, de Moisés Simons, fue su primera intérprete para la Columbia Records (1927-1928), estrenándola en el teatro Encanto de La Habana y en el Palace de París (1928), donde tras el teatro Olimpia, fue contratada para sustituir a la actriz Raquel Meller (1928-1929; viajó con el trovador santiaguero Sindo Garay y su hijo Guarionex, el pianista Rafael Betancourt y los bailarines Carmita Ortiz y Julio Richard, interpretando Siboney, Carabalí y ¡Ay Mamá Inés!); muy halagada por Alejo Carpentier.

El 4 de enero de 1928 fue Ángela Didier en la opereta El conde de Luxemburgo; con semejante repertorio recorrió Estados Unidos y Europa, muy exitosa en España y Francia. Participó en el espectáculo al que fascinada, la invitó la vedette Joséphine Baker, recorriendo Estados Unidos, España, Argentina, Venezuela y México, y tras una breve estancia en Cuba, en Estados Unidos cantó en Wonder Bar, de M. Johnson; se anunciaba con su foto y nombre la primera tournée de la Gran Compañía de Revistas Cubanas en el habanero teatro Regina (luego cine Jigüe, hoy Casa de la Música de La Habana) en su temporada de 1926, año cuando el 2 de marzo, interpretó el aria de “Un bel di vedremo” de la ópera   Madame Butterfly del italiano Giacomo Puccini, de quien también cantó el aria “Mi chiamano Mimí”, de la ópera La Bohème; en New York trabajó seis meses con la compañía “Follies Schubert” en el cuadro español Una noche en España, y en 1929 fue contratada por la compañía de Velasco en el teatro Apolo (Valencia, con Xavier Cugat en el violín) y en el Infanta Beatriz, con la compañía de Barreto.

Era un mito legendario cuando tiempo después de entregarle la partitura El Manisero a Alejo Carpentier, Simons recibió un telegrama de New York, donde ya era una melodía popular; el disco de la Montaner desde España llegó a toda Europa, considerado el mejor pregón cubano de todos los tiempos, gracias a la radio y a Rita.

Cantó en varias radioemisoras neoyorkinas (1931); Al Jolson la contrató para integrar su show musical y actuó en The Wonder Bar, de Géza Herczeg, Karl Farkas y música de Robert Katscher que llevó a Detroit, Washington, Boston, Baltimore, Filadelfia, Cleveland y Chicago, con triunfos excepcionales.

En México (Yucatán, Mérida y Ciudad México, donde los contrató la compañía Campillo en los teatros Iris y Politeama; 1933) con Ignacio Villa “Bola de Nieve” al piano (también de Guanabacoa, desde entonces le debe este sobrenombre que lo afamó), regresó a Cuba y en 1934 actuó en Estados Unidos hasta abril; en junio hizo una gira argentina con el pianista Rafael Betancourt en los teatros Maipo, en la revista  ¡A La Habana me voy! y con la compañía de revistas porteñas, en el Buenos Aires, en las obras Copacabana y La calle 125; en Cuba en el teatro Principal de la Comedia con Betancourt al piano, en la compañía de Zarzuelas Cubanas (teatro Marti), con Lecuona y con Gilberto Valdés, deviniendo una de sus más importantes intérpretes.

Destacada actriz, en 1933 filmó su primera película: La noche del pecado; en 1935 protagonizó un difícil espectáculo nuevo de Gilberto Valdés (Teatro Principal de la Comedia, sobresaliendo temas como Sangre africana, Bembé, Tambó y Oguere); en 1938 filmó Sucedió en La Habana, y El Romance del Palmar. Cantó en el cabaret Mulgoba con Bola de Nieve, quien desde 1946 alternaría con Felo Bergaza acompañándola al piano en Tropicana hasta 1955.

De Radio Caracas (Venezuela, 1939) regresa a Cuba con Lecuona; interpretó el sainete lírico de Rodrigo Prats, Amalia Batista (1940), y en Estados Unidos protagonizó el espectáculo del centro nocturno Havana-Madrid (Broadway, luego en el Beach Comber) y en Cuba en 1941, la novela Cecilia Valdés (CMQ y Teatro Nacional) con el cantante argentino Hugo del Carril.

Proclamada “Reina de la Radio” el 24 de febrero de 1945 en un espectáculo donde actuaron Luciano “Chano” Pozo y Abelardo Barroso, tras tanta obra en CMQ Radio y en RHC Cadena Azul, su actuación especial filmando Romance musical (Ernesto Caparrós, 1941), aportó “La Chismosa” que radió en RHC Cadena Azul, crítica social por la que en marzo de 1942 fue suspendido el programa, ella amenazada de muerte y se refirió un atentado contra ella, personaje Lengualisa que retomaría en el teatro Campoamor, y en febrero de 1946 el programa Mejor que me calle (CMQ) que escribía Francisco Vergara y regresa Lengualisa con su contraparte Mojito (Alejandro Lugo), toda Cuba pendiente de esas coplas, portavoz del pueblo, voz de los “sin voz”.

En México (1947-1948) filmó María la O dirigida por Adolfo Fernández Bustamante, y en Angelitos Negros con Pedro Infante, fue la negra Mercé, años dorados del cine mexicano y su “Cine de rumberas”. En Estados Unidos actuó en el Teatro Hispano con Carlos Pous y Felo Bergaza (1948), y en 1950 filmó Pobre corazón, Anacleto se divorcia, Al son del mambo y Ritmos del Caribe; en 1951, Víctimas del pecado, Negro es mi color y La Renegada; La Única (1952, título que la reconoce) y Píntame angelitos blancos (1954).

En 1942 cantó con el mexicano Tito Guizar una breve temporada en el teatro Alkazar; en marzo, al inaugurarse la radioemisora Mil Diez. En Argentina desde el 21 de agosto, actuó en el programa Galas de Martini, conducido por Juan Carlos Thorry en Radio Mundo, y en un espectáculo en el teatro Politeama, coincide entre otros, con Mecha Ortiz y su compañía, Hugo del Carril, Libertad Lamarque y Nini Marshall, y al regresar a Buenos Aires actuó en la opereta La Viuda Alegre de Franz Lehar, con Maruja González y Jorge Negrete.

Desde 1951 integró el elenco artístico del canal 6 (CMQ Televisión), en Un romance cada jueves, en Unión Radio Televisión Canal 4. El 13 de septiembre protagonizó el más importante espectáculo del año en el teatro Blanquita (hoy Karl Marx), debut teatral de Beny Moré. Actuó en Radio Continente (1953; Caracas, Venezuela) y en Cuba, la contrató el cabaret Montmartre para las producciones Son y Danzón, con la dirección musical de Félix Guerrero y coreografía de Alberto Alonso, y la revista La Calle con Beny Moré y el trío Matamoros.

Su mayor éxito se ha considerado cantando lírico con grandes habilidades y versatilidad interpretativa, incluyendo óperas, como La Médium (1ero de marzo de 1956 en la sala teatro Hubert de Blanck con la dirección musical de Paul Csonka) y El teléfono, del italo-estadounidense Gian Carlo Menotti (1955), a la vez que como “Rita de Cuba”, es considerada uno de los registros más auténticos en la historia del son. Entre otras, se le recuerdan su bolero Así eres tú, la comparsa Arrolla, el tango africano Ma´Isabel y el tango congo Tu boca. Su última función fue en la comedia británica Fiebre de primavera, de Noel Coward, dirigida por Rubén Vigón, en julio de 1957 en la sala Arlequín.

Su nombre lo ostenta la Casa de la Cultura ubicada donde desde 1861 radicaba el Liceo Artístico y Literario de su natal Guanabacoa; la escritora cubana Daína Chaviano la incluyó como uno de los personajes principales de su novela La isla de los amores infinitos (Grijalbo, 2006), y abundan las firmas cimeras en su copiosa bibliografía pasiva.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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