Bloqueo a Cuba: agresión personalizada

En primer lugar, el bloqueo es de carácter económico, comercial y financiero. Las tres aristas se entremezclan, pero con un poco de abstracción podemos delimitarlas perfectamente.

Lo de económico porque fue diseñado para impedir el desarrollo de Cuba en ese ámbito; provocar hambre y escasez con el consiguiente deterioro del nivel de vida de sus habitantes. Lo comercial porque además de impedir el flujo de intercambio de mercaderías entre ambos países, la medida tiene cláusulas que obstaculizan e impiden los intercambios con otros; de ahí su extraterritorialidad. En ese mismo ámbito extraterritorial, aparece su indisoluble arista financiera para que capitales foráneos -en nada estadounidenses- no puedan invertir en el desarrollo productivo cubano.

El mundo condena abrumadoramente esas medidas del todo ilegales; de un lado la solidaridad de la comunidad planetaria con un país pequeño que en lo absoluto constituye una amenaza, ni para los Estados Unidos ni para ningún otro país.

De otro lado porque todos los países que se respetan en su dignidad y soberanía se sienten igualmente agredidos, intervenidos de alguna manera cuando la extraterritorialidad de la medida va contra ellos mismos y su derecho legítimo de comerciar con quien lo deseen.

Hoy deseo referirme al bloque a Cuba como agresión personalizada. Con ella defino a la que va mucho más allá de la globalidad internacional de la medida; de su esencia punitiva contra una nación independiente y pacífica.

La personalización consiste en el perjuicio premeditado contra cubanas y cubanos en particular, especialmente niños, ancianos y enfermos. Son miles las evidencias de personas que no han podido recuperar su salud porque, sencillamente, el bloqueo no permite que Cuba acceda a medicamentos o recursos necesarios para tal propósito. Muchas personas han muerto a lo largo de estas largas y obsoletas décadas de agresión. La mayoría de ellos de padecimientos curables.

La personalización del bloqueo se dirige igualmente contra los nacionales de Cuba que residen fuera de su país. Quienes emigran se convierten en rehenes de esa política absurda: el bloqueo apunta contra la ayuda familiar y su reunificación cuando es deseada. Las historias, detalladamente clasificadasllenan tomos, y muchas de ellas son del todo aterradoras.

Desde las negaciones de visado de entrada a los Estados Unidos bajo pretexto de “posible inmigrante”, sin serlo, hasta otros casos que espantan por no caber dentro del sentido común.

Antes de concluir refiero la historia de una persona joven, cubana residente en los Estados Unidos a quien se le presentó una insuficiencia renal que hace peligrar su vida. La solución es un trasplante de riñón.

Esa persona enferma tiene un familiar, especialmente un hermano, que está dispuesto a donar uno de sus riñones para salvarle la vida.

Desde hace demasiado tiempo se le ha estado negando el visado, trámite a estas alturas más complicado y costoso debido a que las gestiones para obtener el visado hay que efectuarlas en un tercer país, a raíz del cuento absurdo de los “ataques sónicos”, hasta el hartazgo probados como una falacia.  

¿Hasta cuándo?

Autor