El escenario desafiante del periodismo cubano

Los profesionales de la noticia mirábamos en aquellos días, con franqueza y pasión, la calidad del periodismo que hacemos, las realidades contradictorias de la comunicación en el país, las carencias profesionales y materiales de nuestros medios, las dificultades en el acceso a las fuentes de información, la necesidad de aprovechar las herramientas y nuevas formas de hacer que nos han traído las cambiantes tecnologías de la información y la comunicación, y los desafíos de la batalla ideológica, cultural y simbólica que enfrentamos.

Llegábamos a aquella cita de julio de 2018, sin embargo, con el aliento de una Política de Comunicación del Estado y el Gobierno recién aprobada y difundida, con la definición del Presidente cubano de que la comunicación es herramienta estratégica e insoslayable en el ejercicio de Gobierno en el país, y con una mayor claridad y comprensión desde el Partido, el Estado y la sociedad misma del rol del periodismo y los periodistas en nuestro Socialismo auténtico, democrático y participativo, que hemos definido conceptualmente como modelo de sociedad.

No ha llovido tanto desde entonces a acá. Mas, en pocos meses, hemos experimentado cambios positivos en nuestro escenario mediático y también algunos retrocesos o demoras en acciones por implementar.

Hemos visto en este tiempo a un Presidente que genera más noticias que las que a veces tenemos la posibilidad de seguir, que lideró la entrada a Twitter del Gobierno en pleno para la comunicación directa con la ciudadanía, que con su ejemplo personal ha propiciado la más frecuente presencia de los Ministros y otros directivos en nuestros medios de comunicación para informar y esclarecer las políticas pública que se adoptan.

Como reafirmó Díaz-Canel en su reciente discurso de clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular: «La dirección del Partido y el Gobierno ha demostrado su compromiso con la información oportuna y abierta de cuanta medida o paso se dé en función de los intereses públicos. Y defenderemos siempre esa política».

Acorde con su responsabilidad de vanguardia y fuerza política dirigente, el Partido, en paciente y cada vez más efectiva labor, ha reforzado la autoridad de los directores de medios públicos y ha concienciado a los organismos del país sobre la importancia de fortalecer sus aparatos de comunicación (no de mera divulgación), de incrementar su presencia en la web y las redes sociales, de ser más proactivos, ágiles y efectivos en sus estrategias comunicativas.

Han mejorado modestamente las condiciones de trabajo para los periodistas de la radio y la televisión (no tanto en la prensa escrita); el significativo incremento salarial en el sector insufla aliento y calidad de vida a profesionales cuyo salario medio estaba notablemente por debajo del de sus iguales en el sector presupuestado del país; el sistema de la radio cubana sigue ampliando su alcance e inauguró su emisora número 100; las inversiones que se ejecutan en la industria poligráfica nos acercan a la próxima impresión de nuestros periódicos a todo color.

Contamos con varios medios, periodistas y directivos de vanguardia, capaces de ejercer un periodismo de altura, crítico, analítico, creativo, comprometido con su pueblo y con su tiempo como lo muestran los trabajos premiados en el reciente Concurso Nacional de Periodismo «26 de Julio».

Pero todavía, como conjunto tenemos deudas con la sociedad y nuestra profesión. Actuamos aun reactivamente ante determinados temas y escenarios; nos falta en ocasiones integralidad y conocimiento en los análisis y también, a veces, carecemos de la audacia y creatividad constante en la conducción de los medios.

Es preocupante el hecho de que lejos de avanzar en la profesionalización del sector, hayamos retrocedido. El número de graduados de periodismo en nuestras redacciones ha disminuido en los últimos años y hoy cubre menos del 40 por ciento de los puestos periodísticos en el país, lo que impacta en la calidad del producto informativo y ralentiza los procesos transformadores en nuestros medios.

La matrícula actual de la carrera universitaria no cubrirá ni a mediano plazo ese pronunciado déficit. Los cursos de reorientación profesional, surgidos como una solución paliativa y circunstancial, se han ido convirtiendo con el tiempo en la principal forma de llenar las plazas en el sector.

Aunque han crecido las habilidades profesionales que incorporan a las redacciones los jóvenes graduados, su escaso número y su tránsito fugaz en bastantes casos, unido a la no suficiente vinculación medios-academia y la no jerarquización de la superación, dan al traste con un aprovechamiento más amplio del conocimiento constituido en las ciencias de la comunicación, con la utilización de todas las potencialidades de la tecnología a nuestro alcance (que no es la última pero puede rendir más), y que no se logre un ambiente de innovación y cambio en nuestras redacciones (fruto esto también de la falta de previsión e inversión para el desarrollo).

No se ha avanzado al ritmo deseado, por múltiples urgencias políticas y económicas, en la implementación de aspectos significativos de la Política de Comunicación aprobada, que permitan nuevas y mejores formas de gestión de los medios y la apertura de posibles y necesarias fuentes de financiamiento adicional al que se le asigna en el Presupuesto del Estado al sistema de medios públicos.

El escenario de los medios cubanos hoy es más rico, diverso y creativo que el de unos 8 años atrás, cuando el General de Ejército Raúl Castro Ruz hiciera una justa crítica a nuestro periodismo en el VI Congreso del Partido.

Pero los desafíos políticos, ideológicos, económicos y sociales que enfrentamos son más complejos que entonces; en un entorno de furibunda agresividad imperial, millonarios proyectos subversivos, globalización arrasadora e instantánea de símbolos colonizadores, vías múltiples y bastante contaminadas -con falsas noticias y medias verdades- de comunicación e información. La varilla está más alta.

«La verdad necesita de nosotros», proclamábamos hace un año en nuestro Congreso los periodistas cubanos. La batalla sigue siendo la misma, las urgencias crecientes, la responsabilidad mayor.

Necesitamos avanzar cada vez más en construir verdaderamente un modelo de prensa socialista, genuinamente participativo, atractivo, humanista, ético, analítico, veraz; para sostener una práctica de comunicación social que propicie el diálogo creador y la participación ciudadana consciente en la vida política, económica y social del país; ello sólo posible en una sociedad que renueve su apuesta y lucha por los más altos grados de participación, diálogo social, humanismo, dignidad, ética y civismo.

Seguiremos acompañando la ruta de la Revolución en un mar preñado de adversidades, potenciando la fuerza creadora de nuestro pueblo, desnudando nuestras deficiencias y desvaríos, destacando las buenas prácticas y resultados, señalando caminos posibles, pensando como país para hacer una Cuba mejor. Ese es nuestro mayor desafío. Es lo único revolucionario en estos tiempos.

PD: Hoy la Unión de Periodistas de Cuba llega a sus 56 años de existencia, con revitalizada energía, autoridad profesional, combate diario por la calidad, enfrentamiento a la mediocridad y la complacencia, y muchas ganas de seguir haciendo.

Autor