La vida del líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, está estrechamente relacionada con la lucha contra la injusticia, las desigualdades, la pobreza extrema, el analfabetismo, colonialismo, neocolonialismo, y por la defensa de la independencia de Cuba y otras tierras oprimidas de Latinoamérica, y el mundo.
Desde muy joven Fidel tuvo conciencia de la necesidad de erradicar las precarias condiciones de los campesinos y obreros en áreas rurales y también en las ciudades. Veía el latifundio como forma de explotación del hombre por el hombre, de ahí su estrategia política desde el alegato de La Historia Me Absolverá durante el juicio por los sucesos del Moncada, hasta el accionar del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra, y luego como colofón las enunciadas leyes de Reforma Agraria y Urbana.
El Comandante en Jefe consideraba imprescindible la dignificación de los trabajadores que durante décadas habían sido objeto de discriminación por parte de patronos, oligarcas y también compañías extranjeras las cuales extraían la savia de los recursos y riquezas del país, mientras los que laboraban las tierras e industrias nacionales no tenían derecho a propiedad alguna, aunque fuesen quienes producían, tampoco a vivienda decorosa, ni a seguro social u oportunidades de desarrollo cultural para ellos, y sus familias.
De igual manera como profundo estudioso de la obra martiana, el líder cubano comprendió tempranamente que la Isla no podía continuar siendo traspatio de los Estados Unidos de América, pues Washington durante décadas de república mediatizada solo mostró interés por atesorarla como fuente barata de materias primas y obtención de prebendas económicas por parte de los entonces gobernantes de turno. Igualmente la nación caribeña con su espléndida naturaleza era asumida por las élites de poder como zona de placer para sustentar sus riquezas con garitos, juegos, vicios y áreas preferenciales de recreación concebidas para la burguesía local y foránea, y donde primaba la segregación racial, al ser excluidos los negros y mulatos de accesos a determinadas playas, círculos sociales, espacios residenciales, centros de enseñanza profesional, entre otros privilegios solo orientados a las clases adineradas.
Sin embargo, con la Revolución el Primero de Enero de 1959, “llegó el Comandante y mandó a parar”, como diría el popular cantautor, Carlos Puebla. Fidel suprimió esas preferencias solo asequibles a los blancos y generalmente ricos, se abrieron todas las playas y centros de recreación sin distinción de clase, credo y raza, así como los servicios de Educación, Salud y Cultura, las escuelas de élites fueron desapareciendo y fue erigido un Sistema Nacional de Enseñanza que diese posibilidad a cada ciudadano del país y cual fue sustentado hasta la Casa de Altos Estudios.
Desde el triunfo de 1959 los pobres de esta tierra tendrían también derecho a un empleo digno y a la vez alcanzar con empeño y dedicación una carrera universitaria, algo antes inimaginable para la inmensa mayoría del pueblo.
Así mismo con Fidel se fortaleció la defensa de la soberanía de la Patria, surgieron las Milicias Nacionales Revolucionarias, el Ejército Rebelde se consolidó en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y surgió la estrategia de unidad frente a las agresiones, el acoso, bloqueo, e injerencismo del imperialismo y sus satélites.
Cuba sigue siendo fiel a las ideas emancipadoras del Comandante en Jefe, y su ejemplo de sacrificio y coraje ante cualquier desafío está presente en sus compatriotas, en la generación continuadora de su legado patriótico, así como en el nivel de conciencia política y el conocimiento de la historia de lucha de los cubanos desde otroras centurias. Esos valores hacen que esta tierra siga siendo un baluarte inexpugnable de resistencia y victoria frente a la ignominia, las falacias y estrategias de desinformación que sobre la Mayor de las Antillas propugnan medios de comunicación y redes sociales al servicio de Washington. Y la Patria de Martí y Fidel rechaza el accionar extremista y violento de mafias y grupos terroristas radicados en el sur de los EE.UU. empeñados desde allá en crear matrices de opinión negativas sobre la Isla y generar violencia, odio y desunión, a través de sitios de Internet.
El pueblo cubano bajo la égida del pensamiento fidelista y martiano demanda respeto a su paz con independencia, levantar el criminal bloqueo, relaciones con salvaguarda a la autodeterminanción de las naciones, colaboración complementaria y vínculos solidarios entre países que contribuyan al bienestar, y progreso de los ciudadanos de las partes.
Las enseñanzas de Fidel están por doquier; en cada escuela, carretera, hospital, vivienda construida, centro cultural, científico, fábrica, industria, en la creación de infraestructura socio-económica conquistada en estos años de Revolución. Su obra es colosal, y sus herederos, (a pesar del difícil contexto económico-financiero actual) continúan apostando al desarrollo sostenible, actualizando y perfeccionando a lo cubano, el modelo socialista del país.
Y el mejor tributo a la memoria del máximo líder en el aniversario 98 de su natalicio el 13 de agosto, será seguir unidos e incrementando la producción en todos los órdenes, de manera que Cuba logre la sustentabilidad de su desarrollo integral, aún con presencia del genocida bloqueo que ya tiene record de vileza en la historia de la humanidad.
Por: Aixa Alfonso / Tribuna de La Habana