México: Hasta siempre a un estudioso de José Martí

Es, sin embargo, lamentable que los diarios mexicanos no hayan dedicado un breve espacio a divulgar el deceso de este compatriota que además de médico cirujano dedicó otra importante parte de su vida a escribir.

Herrera Franyutti nació en el estado de Veracruz en 1930, aunque desde pequeño se trasladó a la Ciudad de México, donde vivió toda su vida y murió, dejando un legado imperecedero para quienes ven en la historia no solo el pasado sino también el presente y el futuro.

En México, Martí encontró abrigo cuando era muy joven, en el amó, casó, creó y en él surgió una bella amistad que duró hasta los últimos instantes de su vida, con Manuel Mercado, quien supo tenderle la mano a su familia en los momentos más difíciles por los que atravesó.

Fuentes consultadas aseguran que en la capital mexicana permanece archivado el original del acta de matrimonio de Martí con la cubana Carmen Zayas Bazán.

A su amada hermana Mariana Matilde, a quien llamaba Ana, fallecida en el México que la recibió junto a sus padres, le escribiría un poema.

La carta que dejó inconclusa cuando cayó en combate el 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos, por la independencia de Cuba y reconocida como su testamento político, la dirigió a su gran amigo Mercado.

Más de un centenar de epístolas escritas por Martí conservaría su amigo celosamente, publicadas por primera vez en 1946 por la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando Alfonso, hijo de Mercado, las sacó a la luz.

La huella de su obra

El escritor Herrera Franyutti fue el ganador del Premio Internacional José Martí de la Unesco 2016, a quien ya habíamos conocido ante la olvidada tumba de Manuel Mercado en el Panteón Francés de la Piedad, en la capital mexicana, una mañana del 19 de mayo de 2015.

Ningún otro sitio más simbólico para conmemorar la caída en combate del Héroe Nacional cubano que ese donde reposan los restos de su entrañable amigo mexicano.

Por coincidencias de la vida también Mercado nació un 28 de enero igual que Martí, pero en el año 1838, y murió en la Ciudad de México el 9 de junio de 1909.

Entre los títulos de la autoría de Herrera Franyutti sobresalen: Martí en México, Vigencia de Martí, Martí en las tierras del Mayab y la compilación poética titulada Sin Amores, José Martí, con prólogo suyo, que recoge la obra escrita por el joven cubano durante su visita a México (1875-1876).

Meses después Prensa Latina tendría de nuevo la oportunidad de conversar con este hombre, de risa diáfana, a unos días de recibir el citado premio en La Habana, durante la II Conferencia Internacional Con Todos y para el Bien de Todos, efectuada del 25 al 28 de enero del 2016.

Yo no conocía mucho del Apóstol hasta que visité Cuba por primera vez en 1962, a propósito del tercer aniversario del triunfo de la Revolución, y ya en la tribuna, en el Mausoleo a José Martí, se me ocurrió escribir algo y empezar a investigar sobre su vida y obra, dijo.

Escribía primero para mí, pero a medida que fui adentrándome en su conocimiento y al ver que sobre Martí en México -título de uno de sus libros- había poco escrito empecé a profundizar sobre su estancia en el país y al final obtuve un libro, explicó entonces.

El segundo fue Sin amores, que recoge toda la poesía que el joven Martí creó en México entre 1875 y 1876, la cual estaba dispersa, afirmó.

Voy a asistir en la isla caribeña a un evento de carácter y alcance mundial donde recibiré el premio que para mí significa un gran honor, al ser reconocido por la Unesco a mis 85 años -aún sin cumplir los 86 nos dejó-, precisó.

El gran valor de Martí en nuestro país fue su labor periodística y ante todo su lucha desde aquí por la independencia de Cuba, agregó.

Visitó los alrededores de la Ciudad de México, pero él escribe sobre diversos aspectos de la vida en la nación, además fue un excelente cronista de teatro y sus versos fueron publicados en la prensa, subrayó.

La muerte en México de una de sus hermanas fue un golpe fuerte para él, porque era su consentida, como también lo fue ver que su familia vivía aquí en la pobreza, manifestó el destacado ensayista cuando aún su muerte nos parecía muy lejana, sin recordar que el tiempo es implacable.

Incluso Manuel Mercado tuvo que ceder un lote que poseía en el cementerio para que enterraran a Ana, precisó.

Esta amistad entre México y Cuba es muy antigua, al acoger no solo a Martí sino también a otros muchos cubanos en distintas épocas, apuntó.

Surge desde el denominado descubrimiento de América, pues fue del centro de Cuba donde parten las naves de Hernán Cortés a la denominada conquista de México, resaltó.

Entre los reconocimientos que más apreciaba Herrera Franyutti figuran el Premio por la Cultura Nacional, entregado en Santiago de Cuba en el centenario de la caída en combate de José Martí y que recibió de manos del destacado poeta, narrador, ensayista y crítico cubano Cintio Vitier (1921-2009).

También poseía la Orden de la Solidaridad, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba en 1993, así como la distinción Pensar es servir, concedida por el Centro de Estudios Martianos en julio de 2007.

Marchó cuando lo creíamos inmortal, como los dioses, con su risa infantil, como un colegial sencillo, sin asomo de vanidad ni vanagloria, dejando el legado de sus investigaciones, que recogieron el inolvidable paso de José Martí por esta región de Nuestra América.

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