La reciente inclusión de la nación caribeña en la lista de países que patrocinan el terrorismo confirmó las intenciones del mandatario saliente para obstaculizar a toda costa cualquier intercambio entre ambos países, aseguró el también profesor del Centro de Investigaciones de Política Internacional en entrevista con Prensa Latina.
A juicio del experto se trató de una medida esperada en concordancia con los nexos del republicano con sectores anticubanos del estado de La Florida.
‘No lo habían logrado porque resulta muy difícil vincular a Cuba con el terrorismo, algo que el mundo y ellos mismos no se creen’, aseveró.
Las acciones de Trump en sus últimos días de gobierno dejan serias trabas para el nuevo inquilino de la Casa Blanca, un escenario que el experto consideró sin precedentes.
En este contexto, las relaciones con Cuba ocuparon un punto importante dentro de la agenda para ‘complicar aún más la ya difícil situación entre ambos países’, opinó.
De acuerdo con cifras oficiales, la administración saliente implementó 240 medidas hostiles contra la isla con impacto en todos los sectores de la economía y la sociedad, como parte del recrudecimiento del bloqueo impuesto por Washington desde hace casi seis décadas.
Trump arremetió contra la isla con ‘particular ensañamiento y con el respaldo de una feroz campaña de difamación’ en su afán por deshacer el legado en política exterior del anterior ejecutivo, encabezado por Barack Obama y con Biden como vicepresidente (2009-2017), escribió al respecto el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en su cuenta en Twitter.
En ese sentido, Casals coincidió en que las medidas adoptadas pueden retrasar las intenciones de Biden para retomar el acercamiento, afectado desde los supuestos ataques sónicos que determinaron la retirada de parte del personal diplomático en La Habana y Washington, con el único objetivo de dificultar la regularización de nexos diplomáticos.
Las diferencias de ambas administraciones en su relación con Cuba coinciden con el contexto en general de división en los Estados Unidos, una polarización con consecuencias impredecibles según el analista.
‘En definitiva, lo que Trump representa ya formaba parte de esa parte de la población norteamericana frustrada y convencida de su excepcionalidad’, señaló al respecto.
Como ejemplo, al representante republicano le resultó muy fácil convencer a ese sector de que las elecciones de noviembre fueron un supuesto fraude o la ‘responsabilidad’ de China en los problemas económicos de Estados Unidos, apuntó.
‘Dentro de toda esa farsa se encuentra la idea de que Cuba promueve el terrorismo o que los demócratas son parte de la izquierda que trata de ‘destruir’ a los Estados Unidos’, concluyó.