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Cada época tiene sus características bien definidas. En el caso cubano transitando desde nuestros aborígenes, hasta llegar a nuestra condición de colonia, primero de España y acto seguido de EE.UU. culminando con el derrocamiento de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista y el paso hacia una revolución radical y genuina que le devolvió su dignidad al pueblo. Inmediatamente anterior a despojarnos de la “costra tenaz” de la que nos habló Rubén Martínez Villena, Estados Unidos era el mandamás o, mejor dicho, el dueño de vidas y haciendas de nuestros pueblos de América Latina y el Caribe; éramos lo que siempre se ha denominado como su patio trasero. Pero, ya desfasados de la historia, siguen pensando exactamente igual con inaudita desfachatez, tal como si viviéramos la época de Jesse James, Billy the Kid, o Al Capone.
Ahora se nos aparece, con su habitual talante de toda poderosa, la General Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de Estados Unidos, con afirmaciones iguales que las que puede hacer el Gerente Principal de un gigantesco emporio millonario. Dice que la gran riqueza de América Latina en recursos naturales la considera para “sí” como de Seguridad Nacional y, además, de gran importancia contra sus adversarios geopolíticos China y Rusia.
Es decir, tal riqueza es de EE.UU. y solo de ellos, ni siquiera de las naciones que la poseen, algo así como por mandato divino. ¡Lástima que sea mujer!, lo que me obliga, no obstante, a respetar esa condición. Ella sabe, por ejemplo, que en nuestra región se cuenta con el llamado triángulo del litio, indispensable para la alta tecnología e integrado por Argentina, Bolivia y Chile, a tal punto que esos países cuentan, en su conjunto, con el 60% del litio del mundo.
Increíblemente esta señora dice “tenemos” (para ellos y nadie más) en América Latina y el Caribe el 31% de agua dulce del mundo. Pero no le basta y afirma que el Amazonas es de gran interés también para su país, como también lo son los recursos en oro, petróleo y cobre.
Al respecto Evo Morales ha dicho algo tan cierto como el sol, recordándole a esta señora que “América Latina no es ni su patio trasero ni su hacienda personal para explotar recursos de su región”. Claro, razonemos que estas y otras afirmaciones se constatan en medio de la alarma que sienten ante el paso arrollador e indetenible de los pueblos y nuevos gobiernos que luchan por el debido respeto a los derechos humanos y una democracia de verdad y no de pacotilla formal para seguir explotando y sojuzgando, fenómenos que, al parecer, los ha sorprendido.
Lógicamente intentarán ahogar en sangre a nuestros pueblos si lo consideran necesario, como ya están haciendo en Perú, y lo menciono porque es un secreto muy mal escondido que detrás de esta otra señora, la tal Boluarte, y la gran cantidad de muertos por exigir sus derechos, está la mano asesina de siempre, el gobierno de Estados Unidos.
No se haga ilusiones el imperio en voz de la señora General que he aludido. Ya no hay marcha atrás; los pueblos claman justicia y respeto; las ansias de paz y fraternidad se multiplican por días. Comprendo que deben estar no solo desfasados, sino alarmados, porque hoy es la CELAC triunfante; creciente y sostenida la marcha hacia la cooperación entre gobiernos de la región y el grito de libertad por la justicia se oye cada vez más alto.
Todavía tienen tiempo si quieren salvarse un tanto del juicio final. La maldad y el egoísmo humano vienen de muy lejos en el tiempo, es verdad. Pero también desde allá la lucha tenaz por un mundo más justo en la que han caído imperios estrepitosamente. La clave está en lo que un día dijo nuestro Ché Guevara: “Sueña y serás libre en espíritu, lucha y serás libre en vida”.
