Cuando estamos a punto de concluir el año, es inevitable un repaso de lo que hemos hecho y lo que queda por hacer, que es inmenso. Al clausurar la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su última Legislatura, el Presidente de nuestro país, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, repasó en apretada síntesis lo que consideró resultó su gestión de Gobierno, que no es la personal, sino es el resultado también de la actuación de todos, y a cada nivel.
El 2022 ha sido muy difícil, no es un secreto, y 2023, de acuerdo con las estrategias aprobadas, debe ser un año irremediablemente mejor. Pero para eso, todos debemos estar conscientes de que, como dijera el General de Ejército Raúl Castro Ruz «si cada cual hiciera lo que le toca, la obra sería invencible». En pocas palabras, zapatero a su zapato y todos tendremos que revisarnos para saber en qué debemos profundizar en nuestro actuar, cuánto perfeccionar y qué resultados son imprescindibles obtener.
Otro elemento importante: necesitamos dejar de vernos con mirada pesimista e imprimirnos de todo el optimismo del mundo, objetivamente hablando, haciendo, construyendo, sumando, contribuyendo, apoyando… y todos los días de esta vida, con sistematicidad, sensibilidad revolucionaria, asumiendo los problemas de todos como si fueran de nosotros mismos.
El bombardeo mediático, económico y financiero contra Cuba ha sido y es inmenso, porque las propias carencias provocadas por el bloqueo de Estados Unidos son utilizadas por nuestros enemigos como materia prima para intentar azuzar entre los cubanos la desconfianza, el desánimo y el pensamiento de que no hay más nada que hacer. Así trabajan articulados en las redes sociales los sicarios de la información, la punta de lanza para insuflarles más presión al país y a la gente que resiste creativamente.
Pero contra eso hay que luchar, y como ese bloqueo seguirá ahí, la filosofía no puede ser contemplativa, sino de acción, creación, inteligencia, sentido del cumplimiento de lo que nos toca, de defensa de la Patria, involucrándonos, no desde afuera, sino desde adentro para alcanzar y llegar a metas un poco más altas.
Me niego a hacerles el juego a quienes ven solo lo malo y no la proeza y heroicidad que este país, junto a su gente, realiza cada día; me resisto a creer que la Patria de todos va a sucumbir ante el coro que a voces algunos intentan perpetuar de que todo está perdido; creo que siempre habrá muchas cosas que mejorar y perfeccionar entre los cubanos que aman y quieren a su país, pero igualmente me pregunto todos los días cuánto más hubiéramos podido alcanzar sin el cruel bloqueo impuesto por los sucesivos gobiernos norteamericanos.
Y como pienso que también nuestros enemigos están conscientes de eso, «aprietan» tuercas para intentar rendir al pueblo con las armas de la mentira y la manipulación mediática que tiene como diana la gestión del Gobierno.
Bueno, 2023 tiene que ser como la canción de nuestro trovador-símbolo cuando dijo «te convido a creerme cuando digo futuro», que es parte del presente, y es además tributo a nuestras generaciones precedentes. Todos somos parte de ese futuro, que labrarlo no será nada fácil, pero se puede, con ganas y un trabajo y entrega sin límites.