El periodismo radial sí existe en Cuba

Acabo de ver uno de los programas televisivos más prestigiosos, serios y profesionales que presenta hoy la Televisión Cubana.  Se trata de Con dos que se quieran dos, un espacio que conduce, cada martes en la noche por Cubavisión, el afamado compositor e intérprete, devenido excelente conductor, Amaury Pérez Vidal. El invitado a la cita de esta semana fue -en mi criterio, y estoy segura que para gran parte de nuestro pueblo- uno de los más destacados comunicadores y locutores de los medios cubanos, Marino Luzardo.

Confieso que siempre sigo ese espacio, porque me acerca, con las atinadas y bien concebidas entrevistas de Amaury, a la cultura cubana, y más, a la pasión por nuestra nacionalidad, por esta isla, con sus imperfecciones y con su luz.

Pero, hay frases que dichas así, ante las cámaras, sin valorar sus trascendencia, pueden dejar una marca y un sabor amargo que puede doler.

Así nos ha sucedido a los apasionados de la radio, ¿arte menor?, cuando escuchamos una idea quizás sacada de contexto que en una ocasión expresó otro gran maestro de la locución cubana, y que decía en esencia, que en Cuba el periodismo radial no existe.

Me propongo para defender desde mi experiencia como radialista el amor y la huella indeleble que ha dejado por más de 90 años y sigue dejando hoy, en una coyuntura totalmente diferente para el país, esta cajita mágica que hace volar la imaginación, pero que también mueve el pensamiento y engrandece la cultura de las personas.

Me  enorgullecí cuando Marino confesó que se acercó a los medios por la radio, cuando estudiaba Ingeniería en Telecomunciaciones y necesitaba una compañía inteligente. Y esa compañía inteligente fue Radio Ciudad Habana, donde dio sus primeros pasos.

Marino sigue confiando en la radio, eso no lo dudo, así que seguramente coincidirá conmigo en estos argumentos.

No voy a hablar de la historia de la Radio Cubana, siempre unida a los momentos más importantes de este país. Solo recordar que los artistas e intelectuales cubanos más importantes  apostaron por este medio para llevar sus ideas, su música, sus razones (Emisora Mil Diez, Radio Progreso, Radio Reloj, CMQ, por solo mencionar algunas).

Todavía me estremezco cuando oigo la voz de Violeta Casals, con su voz inmensa con aquella llamada de combate de la Sierra Maestra: ¡Aquí Radio Rebelde!

Quiero viajar a la historia más reciente. En pleno período especial, cuando se perdieron los recursos que necesitaba la prensa escrita y televisiva para subsistir, y se disminuyeron las horas de programación en la Televisión Cubana, y las tiradas de los periódicos, a límites casi mínimos, la radio volvió a erigirse como reina, y fue ese el medio que necesitaron los cubanos no solo para informarse, sino para salvar la esperanza.

En Villa Clara, donde vivo, en la Emisora CMHW, en la década de los años 90, nació el matutino Patria, que aún sigue despertando, cada día a las 6.00 am., a los villaclareños, con todas las luces y las sombras de nuestra sociedad en voces de excelentes periodistas reconocidos por el pueblo.

Hace 22 años en esta misma emisora surgió el programa Alta Tensión, una suerte de tribuna pública que cada sábado, de 4 a 6 de la tarde, pone en bocina las voces de los villaclareños con sus reflexiones y críticas acerca de todas las temáticas y sectores, sus preocupaciones y alertas sobre lo que anda mal, y en el estudio, los principales dirigentes, ofreciendo respuestas y soluciones. Un programa, conducido por los colegas Abel Falcón y Xiomara Rodríguez y dirigido por el realizador Jorge Gómez,  donde la democracia que tanto hoy necesitamos se pone de moda.

No puedo olvidar la Radio Revista W, con las secciones de comentarios que por muchos años condujeron los colegas Premios Nacionales de Periodismo y de la Radio Cubana,  Aldo Isidrón del Valle (A propósito) y Luis Orlando Pantoja (Pido la palabra) que fueron un termómetro de los problemas más acuciantes de esta provincia. Esa misma revista cada día pone “bien caliente” el panorama con la salida del móvil con Abel Falcón, en vivo, con el reflejo de las chapucerías que aún se cometen, las opiniones del pueblo, y las respuestas de los organismos y entidades.

Puedo mencionar otros programas en las más de 90 emisoras nacionales provinciales y municipales que integran la Radio Cubana.

Emisora CMHW, la Reina Radial del Centro, cumple este 15 de julio 83 años en la preferencia de los villaclareños. Foto: SMB
Escuche usted Haciendo Radio, y tendrá el palpitar del país. Como lo hizo desde su nacimiento, con colegas muy talentosos que aún hoy son paradigmas del Periodismo radial.  Ahí he escuchado el abordaje de temáticas bien polémicas a las cuales se les da seguimiento, sin medias tintas por nuestros periodistas.

Hablando claro, es otro programa que aborda desde la profesionalidad de queridos y respetados colegas, la realidad cambiante y compleja de esta isla.

Ahora mismo acabo de regresar de la celebración por los 55 años de la emisora internacional Radio Habana Cuba, esa emisora que, como dijo Fidel cuando se fundó, llevaría la voz de nuestro país muy lejos. Allí se hizo tributo merecido a Orlando Castellanos, conductor de programas que fueron íconos de este medio, como Formalmente Informal.

En estas remembranzas, quiero recordar la Gran Cadena Rebelde, que enlazó a todas las emisoras cubanas cuando recibimos en Santa Clara los restos del querido Comandante Ernesto Che Guevara. Los periodistas de la radio se crecieron en esos momentos de honda emoción y patriotismo. O cuando apenas dormimos cuando pasa un huracán o cualquier fenómeno meteorológico por el país, y nos convertimos en indispensables para nuestros oyentes.

Durante años nos convertimos en soldados defensores de causas justas como el retorno a su país del niño Elián González  y después por la liberación de nuestros cinco héroes presos injustamente en cárceles de Estados Unidos por combatir el terrorismo. Una luz en la oscuro, de Radio Rebelde es uno de los espacios más nobles que he escuchado en mi vida.

En CMHW transmitimos Un gesto de paz en la brisa, que escuchaban los villaclareños dispuestos a llevar la verdad de esta lucha justa, y en cada emisora cubana se hicieron programas similares, todos de excelente factura.

Son muchos los ejemplos del periodismo radial que nos enaltecen cada día, y que hoy nos llenan de orgullo y nos comprometen a seguir siempre junto a nuestro pueblo, con su voz, su color, sus acentos y sus sueños.

Entonces, puedo decir -quizás hasta con un poquito de vanidad- que el periodismo radial cubano sí existe, y existirá mientras tengamos a nuestro lado a miles de oyentes fieles que nos siguen para informarse cada día, y para convertirse, ¿por qué no? en mejores seres humanos.

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