Y es que la devoción de Fidel por la palabra y la lectura ha sido inagotable. Recordaba el escritor colombiano Gabriel García Márquez que: “Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos”.
No puede obviarse una cierta conexión entre la cualidad de Fidel de ser un lector incansable con su habilidad para escribir y conversar. “Descansa conversando. Escribe bien y le gusta hacerlo. El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo. La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia”, añadía García Márquez.
Para Fidel, nuestro Héroe Nacional José Martí ha sido uno de sus autores de cabecera. También recuerda la periodista cubana Marta Rojas que desde que cumpliera prisión en el Presidio Modelo (1) de la entonces Isla de Pinos, él mismo daba constancia de su pasión por la lectura. Confesaría cierta vez: “Dedico los domingos a leer Vidas paralelas, de Plutarco que me entretienen enormemente. Estos libros son una vieja ilusión mía desde que estaba en los primeros grados y me embelesaba leyendo la Historia. Nunca estaba conforme con lo que traían los textos y siempre quería averiguar más”.
En otra oportunidad, escribiría: “Me antojo de un libro, Cecilia Valdés, de Villaverde. Hace años no le presté ninguna atención y hoy estoy apuradísimo por tenerlo, he vivido días felices, embelesado, olvidado de todo, trasladado prácticamente al siglo pasado, en las páginas de tan formidable historia de Cuba (…) Intercalar una novela, además, cuando viene al caso es un método que me gusta por lo que me permite descansar en medio del estudio y redoblar el interés.
“Con frecuencia me siento tentado a evadirme un poco por el campo de la ficción; aunque por suerte, la Historia me entretiene, mucho más cuando como esta no es solo historia política, sino historia económica, social y cultural, lo más amplia y profunda que pueda pedirse”.
Ya como Jefe de Estado, cuentan las crónicas, que leía a primera hora no menos de 200 páginas de noticias del mundo, sobre todo han sido habituales sus lecturas acerca de temas económicos e históricos.
“Sufro cuando veo las bibliotecas, sufro cuando reviso una lista de títulos de todas clases, y lamento no tener toda mi vida para leer y estudiar”, reveló al intelectual nicaragüense Tomás Borge, durante una extensa conversación durante los días 18 y 20 de abril de 1992, y que fuera ese mismo año en formato de libro, con el título Un grano de maíz.
En su juventud se aproximó a las historietas. Y después se interesó por la Historia. Ya en el bachillerato entró en contacto con la Literatura Española, esencialmente los clásicos.
Al propio Borge le dijo tener una gran colección de libros sobre el Libertador Simón. “Siento una admiración infinita por Bolívar. Considero a Bolívar el más grande personaje dentro de los grandes personajes de la historia […] Ya no te digo de Martí. Martí es un Bolívar del pensamiento, y Bolívar fue un genio de la política, un genio de la guerra, un estadista, porque tuvo las oportunidades que no tuvo Martí de dirigir Estados”.
En una oportunidad al preguntársele acerca de qué estaba leyendo, respondería: «De todo he leído. Se me acaban los libros y entonces tengo que salir a buscar. Anoche estaba leyendo una novelita de ficción que se llama El Perfume, de Patrick Süskind. Es un tema inusitado, muy interesante, muy ameno.
[…] Voy por esa parte en que el noble francés está tratando de proteger a su hija pelirroja de los riesgos que significan las actividades que está realizando el personaje central, que es el perfumista Grenouille. […] Lo que he aprendido sobre los perfumes en esa obra es increíble, se puede decir que hasta la tecnología de la producción perfumes. Es muy variada la literatura. Tengo libros, algunos son más pesados, otros son menos pesados. Tengo en remojo otra que se llama La muerte es un asunto solitario, de Bradbury, también de ficción. […] Todo depende, Tomás, del trabajo que tenga, de las actividades en que esté envuelto”.
Para Fidel la lectura ha sido una de sus grandes pasiones. “[…] Todo lo quiero saber, y hasta las listas bibliográficas de cada libro las repaso acariciando la esperanza de leer los libros consignados”.
Nota:
El Presidio Modelo es un antiguo penal en el que estuvieron presos, antes de su partida para el exilio en México, los jóvenes revolucionarios que asaltaron el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, entre los que se encontraba el líder del movimiento revolucionario, Fidel Castro.