Generar energía eléctrica bajo tensión

Es nuestra realidad. Porque dependemos de nuestras plantas termoeléctricas, longevas, unas más vetustas que otras, exigentes en su mantenimiento técnico, con piezas que crujen por el paso del tiempo y se mantienen en pie gracias al ingenio de muchas inteligencias reunidas, y también como un símbolo de la resistencia misma de un pueblo asediado por el bloqueo de la mayor potencia del mundo que impide la adquisición de necesarios recursos y piezas de repuesto para mantener la vitalidad y generación necesarias de electricidad, con sostenibilidad del sistema.

Entiendo que resulta como un rompecabezas, porque cuando no es posible mantener funcionando una unidad generadora, se busca en su lugar otra que la supla. Esa es la idea, pero no siempre es posible. De ahí que el ministro de Energía y Minas lo dijera enfáticamente: la reserva operacional del país está por debajo de la demanda, y ahí está el principal problema, ocasionado por múltiples factores: averías imprevistas, mantenimientos postergados, obsolescencia, bajo acceso a recursos indispensables para reponer lo que se rompe, intensidad de trabajo por largos períodos, etcétera, etcétera.

Sí que son molestos los apagones, pero nadie desea darlos, al punto que en medio de estas condiciones se buscan alternativas, entre ellas detener instalaciones grandes consumidoras o trasladar su funcionamiento de los horarios pico, para contribuir a ¨desestresar¨ hasta donde se pueda al sector residencial y darle un mayor margen de cobertura con los megawats que se dispongan en función de la generación cada día. 

Pero existe un límite, y cuando la cobertura de esa reserva operacional es poca y está por debajo de la demanda, sobreviene el indeseable apagón para no colapsar totalmente.

Generar electricidad cuesta y mucho. El escenario del enfrentamiento a la COVID-19 ha puesto más alta la varilla con menos acceso a los mercados en el exterior, y si a eso le sumamos las acciones recrudecidas del bloqueo que atenazan o hacen más difíciles las compras o adquisición de insumos para restañar las heridas de nuestras viejas plantas, entonces la situación se tensa aún más.

Se resiste creativamente, que significa resistir pero sin dejar de buscar horizontes cercanos en medio del exigente escenario que tenemos. Hay que ver el ingenio y la creatividad de nuestros técnicos fabricando piezas dentro de fronteras y enfrentando el desafío del envejecimiento o la exigencia de los mantenimientos con una tenacidad permanente.

El Ministro habló de la electricidad distribuida donde también se solucionan averías casi de manera sistemática, y eso conlleva otro tremendo esfuerzo de nuestros trabajadores eléctricos.

Entonces el ahorro sigue apareciendo como una palabra de orden. Porque no podemos gastar más de las posibilidades que el sistema puede ofrecernos con todas las alternativas posibles que se han buscado, que implica una mejor distribución de las afectaciones a los circuitos apagables para que toque a menos y más equitativamente, pero también en la parte residencial apagar un bombillo o un equipo encendido innecesariamente que sumados son cientos de miles cuando en cada núcleo familiar se autorregula el consumo.

En medio de un enfrentamiento sin cuartel frente a la COVID-19, una prioridad han sido nuestros centros hospitalarios y sitios de aislamiento.

Lo otro es la comunicación, necesaria, imprescindible de estos tiempos que implica que en cada territorio se pueda conocer el cronograma de las posibles afectaciones y dónde, con anticipación siempre que sea posible, como decimos en el argot popular ¨guerra avisada no mata soldados¨.

¨Nadie puede pensar que el país quiere dar apagones; se trabaja intensamente, durante las 24 horas, para darles solución a las averías¨, reiteró una y otra vez el Ministro de Energía y Minas, Liván Arronte.

Estamos ante un sector estratégico, que impacta en toda la sociedad cubana, su infraestructura y por ende, nuestro desarrollo. No hay nadie cruzados de brazos, y aunque el problema hoy está, igualmente dentro del Plan de Desarrollo y Social  está el cambio gradual y progresivo de nuestra matriz energética hacia un mayor uso de fuentes renovables de energía con todas las acciones que tributan a este empeño, lo que incidirá en el menor uso de combustibles fósiles.

Es lo estratégico en el mediano y largo plazos. Ahora se impone el ahorro, una mayor eficiencia en la generación, y continuar enfrentando cada reto con empeño, tenacidad e inteligencia como parte de las soluciones.

 

 

 

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