Juan Emilio Friguls: el Tic Tac concretó su obra

“Me dan a escoger entre la televisión o Radio Reloj. Antes, en 1968, Radio Reloj me había contratado. Lo hice para no perder mi vinculación con la radio. Redactaba un comentario internacional, tres veces a la semana. Reloj estaba en el edificio de Economía, Calle L, en el piso 12, y allí simplemente yo llegaba a entregar el trabajo y me iba. No vacilé. Comencé en Radio Reloj”.

“Cualquier periodista que tenga verdadera vocación y desee ser un buen profesional, debe pasar por lo menos tres o cuatro meses por Radio Reloj, porque te da el poder de la síntesis y la inmediatez. Lo del poder de la síntesis en periodismo no es que un párrafo de quince palabras lo pongas en siete, sino que en esa síntesis tiene que estar todo lo fundamental de esa información y eso es lo difícil”.

“Periodistas de gran prestigio reconocen dos cosas: -¿Qué trabajo me costó adaptarme a Radio Reloj?, pero, ¡cuánto agradezco que me enseñaron a hacer la síntesis y a tener inmediatez!. – Esas veinticuatro horas en el aire, no hay ningún centro periodístico que pueda superarlas en responsabilidad. Puede ser que una noticia que traes en inmediatez no se pueda publicar de momento por razones x, pero sí tienes que estar al tanto de conseguirla”.

“Pienso que no se valora muchas veces el papel de los locutores de Reloj; porque no se dan cuenta que eso es en vivo y a primera vista. Para mí, es una locución tan difícil que a veces he visto locutores con tremenda voz y magnífica dicción y sin embargo no han clasificado en Radio Reloj”.

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En el año 2012, a 5 años de su desaparición física, Radio Reloj publicó este texto que ponemos a su disposición:

Para Juan Emilio Friguls, el más decano de la Prensa en Cuba, Radio Reloj vino a concretar su pacto indisoluble con el Periodismo; él solía decir que ésta emisora y él llevaban el mismo tiempo laborando.

Aquí aprendió el valor de la inmediatez en la noticia y la magia de poder decir en pocas palabras lo esencial. En la emisora que da la hora y las noticias a Juan Emilio lo sorprendió la era digital. Más no se amilanó, dejó atrás las agendas telefónicas, la máquina de escribir y las cintas de teletipos, para adentrarse en un mundo completamente nuevo: el periodismo digital.

No obstante, aconsejaba a los más jóvenes que más allá de las facilidades de internet el buen periodismo debía ser presencial. El profesional –decía- debe conocer las fuentes, hablar con ellas, buscar la parte confidencial, lo demás es comunicado de prensa.

Y en cuanto a la muerte ésta no es verdad cuando se ha vivido tan intensamente al servicio de todos y de uno mismo.

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