Lacónica Crónica

Quien te mancilla y ofende, también a mi madre ultraja, pues mi país es familia, linaje, estirpe, prosapia, es pueblo que amo y defiendo y me defiende y me ama.

Repudio, asco, aversión, menosprecio, repugnancia, merece quien la denigra si el enemigo le paga.

Los azotes que el poeta para el traidor reclamaba, no son pena suficiente para grabar en la espalda de quien no tiene decencia ni inteligencia ni nada que justifique el escarnio a la estrella solitaria.

Toda la sangre mambisa, la del Moncada y el Granma, bulle en el triángulo rojo que desbordándose airada, al apátrida ignorante lo arrastrará en su ignorancia. 

 

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