Mario Almeida, crónicas desde el alma (+Audio)

Con la aprobación de sus padres -ambos médicos-, Mario Almeida fue uno de los primeros estudiantes de la Facultad de Comunicación de La Habana en brindar su apoyo en el Centro de Aislamiento Médico Bahía, ubicado en el municipio de Habana del Este. Allí, el trabajo era arduo. La distribución del desayuno en las mañanas, el cambio constante de sábanas y toallas, así como la desinfección de mesas, muebles, lavamanos y grifos marcaban el ritmo de cada jornada.

Sin embargo, aún cuando la vida dentro de un centro de aislamiento impide tener cualquier contacto con el mundo exterior, el joven matancero encontró en la escritura una manera de burlar las paredes del confinamiento. Aparejado a su quehacer como voluntario, Mario Almeida enviaba crónicas a la revista Alma Máter. En una sección titulada Bitácora del Alma, el estudiante de periodismo narraba hechos como el día que tuvo que interrumpir la rutina de la limpieza para ayudar, en plena zona roja, a un paciente a levantarse de una butaca.

Cuando los días y noches de labor en el centro de aislamiento forman parte del pasado de la vida de Mario Almeida, hoy, junto a sus crónicas lo acompañan algunos lazos creados en aquel lugar.

 

 

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