Mezquinas diatribas contra médicos cubanos no mellarán su decoro y rigor profesional

Más de 400 mil especialistas sanitarios de la mayor de las Antillas atendieron a poblaciones necesitadas en diversas latitudes desde mil 963 hasta el momento y casi 30 mil permanecen en 64 países.

Esos profesionales acuden voluntariamente y reciben un salario y prestaciones como cualquier trabajador en Cuba. Además, ganan la admiración de sus compatriotas y la gratitud de los pacientes. Sin embargo, la administración estadounidense fabricó la matriz de opinión de que los médicos están esclavizados.

Gobiernos y políticos conservadores en América Latina evocan ese espíritu malsano y añaden torvas invenciones, al afirmar que los asistentes del archipiélago caribeño alientan protestas sociales.

Al atribuir a una supuesta causa externa el origen de conflictos locales, los gobernantes quieren rehuir su responsabilidad en las crisis. También engañan, porque los colaboradores de salud antillanos solo cumplen los convenios oficiales suscritos.

Los pacientes constatan su abnegación y escrupulosidad técnica y con ellos conversan de sus pesares y NO de política.

A principios de año, el ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ofendió a los médicos cubanos que tan buena faena cumplían allí.

No quedó alternativa que la retirada de aquella misión, decisión que ahora La Habana adopta en concordancia con su gestión en Bolivia.

El mundo escuchó con asombro sobre el acoso a algunos de esos colaboradores desde el golpe de estado contra Evo Morales y el control del poder de un gobierno de facto.

La situación en Bolivia de los médicos de la nación caribeña se tornó insostenible y su integridad física peligró.

En Ecuador el gobierno del presidente Lenín Moreno, decidió abstenerse de renovar los acuerdos con Cuba en materia de salud.

De ahí la obligatoria partida de los bien llamados médicos del alma que se desempeñan allí porque miran al rostro de los pacientes para saber sus pesares.

Los médicos cubanos en Brasil, Bolivia y Ecuador han escrito páginas de solidaridad, altruismo, valentía y pericia profesional.

Por las reprobadas decisiones de gobiernos y autoridades, la colaboración de la mayor de las Antillas llegó a su fin en 3 países cuando eran indispensables sus servicios, y Estados Unidos saca partido de su injerencia.

Como señalara el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en la red social Twitter, “en nombre de ninguna ideología política, el odio puede dañar a quienes se han consagrado a dar vida y salud a los humildes”.

 

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