El domingo 2 de abril Lenín Moreno, del movimiento Alianza País, y Guillermo Lasso, del partido conservador CREO, disputarán la primera magistratura nacional, en unos comicios cuya trascendencia va más allá de las fronteras del país.
Moreno significa la continuación de la Revolución Ciudadana, encabezada por el presidente Rafael Correa, que en una década rescató la economía nacional, sustentó la independencia y la soberanía y sentó las bases para un desarrollo con justicia social e inclusión, en particular de los sectores tradicionalmente abandonados.
En este período, Ecuador fue un activo participante en la construcción de novedosos instrumentos de integración regional, como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que le dieron voz propia y protagonismo a nuestros pueblos sin el tutelaje de potencias continentales y extracontinentales, lo que fortaleció nuestra identidad, historia y cultura comunes.
En el otro extremo, Lasso representa a los más rancios sectores empresariales y financieros, supeditados a los intereses de Estados Unidos, que fueron responsables de la debacle económica y bancaria sufrida por la nación en los años 90, que llevó a la dolarización del país y la consiguiente pérdida de la soberanía monetaria.
Para que se tenga una idea de cuáles son las intenciones de Lasso si llega al poder, véase una de sus últimas maniobras, como lo fue invitar a que lo acompañe en sus actos de campaña nada menos que a Lilian Tintori, esposa del encarcelado golpista venezolano Leopoldo López.
Tanto Lasso como Tintori sabían que el Estado ecuatoriano, en un pleno ejercicio de su soberanía, no iba a permitir la participación en un evento nacional de una ciudadana extranjera, además con los antecedentes que esta señora tiene.
Pero lo que a ellos les interesaba no era que entrara a Ecuador a hacer política, sino montar un espectáculo y darle dimensión mediática internacional.
Dicen ahora que se violaron los derechos de la señora Tintori, y la pregunta que viene enseguida a la mente es ¿qué derecho tiene ella de participar en política pública en un país que no es el suyo?
Hay también evidencias de que la derecha está preparando el ambiente para provocar disturbios y denunciar un supuesto fraude en las votaciones del 2 de abril si, como indican las encuestas hasta ahora, Lenín Moreno gana la presidencia.
La victoria de la Revolución Ciudadana frenaría la llamara restauración conservadora en América Latina y daría aliento a países y movimientos progresistas.
Una derrota, en cambio, sería una mala noticia para la integración, la independencia, el desarrollo y la soberanía de nuestros pueblos.
De allí que las miradas se dirijan a la mitad del mundo donde se decidirán cuestiones medulares para una región que aún lucha por la verdadera y definitiva libertad.