Una década contra la homofobia y la transfobia

Como explicó la directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), la doctora Mariela Castro Espín, al intervenir el sábado último ante un numeroso público en el Pabellón Cuba, en el contexto de esa iniciativa y con el apoyo y la presencia de autoridades del Partido Comunista de Cuba (PCC) y el gobierno, se comenzaron a instituir diferentes espacios para el diálogo constructivo sobre las contradicciones todavía presentes en nuestra sociedad acerca de la realidad y las necesidades de las personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales).

La población cubana, como expresó la también diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular, manifiesta hoy una mayor claridad y comprensión sobre lo que realmente es perjudicial para nuestra sociedad, daña las relaciones humanas, y la salud y el bienestar de las personas: la homofobia y la transfobia.

Cada vez más personas comprenden que la homosexualidad no es una enfermedad, en tanto las fobias sí lo son; que la homosexualidad no es peligrosa, en tanto la homofobia y la transfobia sí lo son, comentó  para el programa Haciendo Radio, el periodista Francisco Rodríguez Cruz.

Durante esta década, el PCC asumió como desafío la eliminación de la discriminación por orientación sexual e identidad de género, lo que se evidencia en los documentos aprobados desde su Sexto Congreso y su primera Conferencia Nacional en 2012, hasta el más reciente Séptimo Congreso en 2016.

Más de tres mil activistas por la salud y los derechos sexuales se han formado en todo el país a partir de las iniciativas de las redes sociales comunitarias vinculadas al CENESEX, así como de otras instituciones estatales y organizaciones de la sociedad civil.

La familia, los espacios laborales y -a partir de este año y hasta el 2018- las escuelas, han estado en el centro de tales Jornadas que, como reiteran sus organizadores, no buscan promover ni privilegiar ninguna orientación sexual o identidad de género sobre otras, sino enfrentar la discriminación por este motivo, y las consecuencias que ello puede producir para el desenvolvimiento pleno de una parte de nuestra ciudadanía.

Son estas definiciones políticas y la labor educativa que les acompañan, lo que nos permitirá la articulación del consenso ciudadano necesario para avanzar en la inclusión de los derechos de personas lesbianas, gais, bisexuales y trans en toda la legislación que así lo requiera, tal y como se consiguió con la aprobación en el 2013 del Código de Trabajo, la primera ley cubana que protege de forma expresa a las personas homosexuales.

Para conseguir esta superación de prejuicios y tabúes ancestrales, mucho ha contribuido también la realización de actividades educativas, culturales, deportivas y recreativas, no solo en La Habana, sino también en otras provincias del país, como ocurrirán este martes y miércoles en Villa Clara, sede por segunda vez de la Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia.

Congratulémonos, entonces, porque gracias a esta labor sostenida de una década, más personas y familias son ahora un poco más felices y más útiles para aportar sus energías y capacidades a la construcción de una sociedad socialista más justa e inclusiva.

No lo dudemos, pues, y como nos pide el lema que utiliza el CENESEX en su campaña educativa: incluyámonos, todas y todos, para hacer de Cuba cada día una sociedad más unida y diversa a la vez, más participativa y revolucionaria siempre.

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