Con ello la plataforma digital reconoce en un comunicado publicado este martes que continúa el debate público sobre el tratamiento de los tuits de mandatarios reportados, añadiendo que esta cuestión «no es tan simple» de resolver.
Twitter considera que las acciones que tome al respecto establecerán un precedente sobre el debate en línea. Asimismo, explica que su objetivo es proporcionar «un lugar donde la gente pueda participar en conversaciones públicas e informarse sobre el mundo que le rodea».
¿Un aviso para Trump?
«Las cuentas de los líderes mundiales no están por encima de nuestras políticas», afirma el texto, que hace hincapié en que se llevarán a cabo «medidas coercitivas» contra cualquier usuario que realice alguna de estas acciones: promoción del terrorismo; amenazas claras y directas de violencia contra un individuo (sin tener en cuenta las interacciones directas con otras figuras públicas o comentarios sobre cuestiones económicas, políticas o militares); publicar información privada (por ejemplo, una dirección o un número de teléfono), así como fotos o videos íntimos de alguien sin su consentimiento; participar en comportamientos relacionados con la explotación sexual infantil; y fomentar la autolesión.
No obstante, la empresa con sede en San Francisco indica que si un tuit de un líder mundial viola las reglas, pero «existe un claro valor de interés público para mantenerlo en la plataforma», podría dejar el mensaje, ocultándolo detrás de un botón que indique que incumple la normativa de la red social y el porqué, para que los usuarios puedan pulsarlo en caso de que deseen leerlo.
La red social admite que nos encontramos «en una cultura política cada vez más compleja y polarizada», por lo que se comprometen a seguir revisando su normativa a medida que aprendan más acerca de la relación entre los tuits de los líderes mundiales y «el potencial daño en la vida real».
Fuente: RT / Editor: Conrado Vives Anias