Los Festivales de la Radio Cubana constituyen verdaderos catalizadores de la gestión del conocimiento público desde los procesos de comunicación.
Uno de los espacios más esperados por el gremio radial cubano es, sin lugar a dudas, el Festival Nacional. Pero más allá de su concepción como el espacio competitivo para exponer y premiar los mejores productos comunicativos, sus ediciones anuales tienen un relevante papel como catalizador cultural de la transformación social y en el acompañamiento a las políticas públicas desde la gestión del conocimiento.
Antecedido por festivales provinciales que ponderan la labor de los radialistas y lo más relevante de la programación entre las cien emisoras del país, al evento nacional llega una amplia y rigurosa selección para el concurso, que en esta edición XXXV contabilizó más de 600 obras, cifra superior al año anterior.
Este proceso creativo convoca y moviliza a numerosos radialistas, cuya misión se concreta posteriormente como jurados de diferentes categorías. Lo integran reconocidos y multipremiados realizadores, que en su mayoría alternan su labor profesional con la docencia, desde diferentes instituciones de la educación superior.
Es de destacar el Evento científico del Festival, importante espacio teórico-práctico que en el certamen demanda la activa preparación de conferencistas y participantes. No han sido pocas las ocasiones en que la calidad de los trabajos expuestos y los subsiguientes debates han derivado en estudios multidisciplinarios desde diferentes niveles de la formación académica.
Su connotación y magnitud como evento cultural especializado impacta en diferentes tipos de públicos, recibe amplia cobertura de prensa, propicia transmisiones en vivo (Tradicional y online), además de radiodebates con la participación activa e interacción directa entre radialistas, oyentes e internautas.
La presentación de libros, audiolibros, nuevos podcast y testimonios de personalidades de la Radio y de la cultura cubana, constituye otro importante aporte que, en tiempos de colonización cultural, opta por la defensa de nuestra identidad y valores, siempre con el sello de la centenaria Radio Cubana.
Hablamos desde la perspectiva de un Festival que abarca en sus diferentes espacios y en particular desde el evento científico y su posterior socialización, los tres ámbitos fundamentales de la comunicación social: la mediática, la organizacional y la comunitaria, identificados con los postulados de la actual Ley de Comunicación Social, que potencia en su artículo 33 los procesos de investigación, la producción de contenidos y su evaluación.
Si entendemos los medios y por consiguiente a la Radio, como espacios donde se gestiona conocimiento para satisfacer demandas sociales, es vital entonces perfeccionar la forma y los métodos de concreción de dicho conocimiento desde el estudio permanente y perfectible de las diferentes metodologías de realización radial.
En ese sentido, los Festivales Nacionales de Radio devienen escenario estratégico facilitador de la mediación en disímiles procesos investigativos, educativos y de formación de valores, donde los múltiples saberes y experiencias compartidas se consolidan acorde al momento.
Sería difícil cuantificar o definir el papel de los Festivales de la Radio Cubana a lo largo de estos años. Tal vez su enfoque como espacio para potenciar experiencias pudiera trascender e investigarse incluso el propio festival en sí mismo y su impacto en el ámbito comunicacional académico, pues no cabe duda sobre su papel catalizador en la conformación de una Radio – Multimedio que se adapta a los nuevos tiempos, a sus públicos, reinventándose y mejorando continuamente, a 102 años de su nacimiento.
El Festival Nacional de la Radio debe mantener y mejorar constantemente la calidad de todos sus espacios, culturales, históricos e investigativos. Esta visión debe preservarse en cuanto a la sostenibilidad en el tiempo, dada la relevancia en las múltiples aristas que conforman el mundo de la Radio y sus audiencias. Ello amplificaría el objeto social desde una mirada holística y defensora de la cultura cubana en toda su extensión, con la exclusividad que sólo un medio como la radio puede proporcionar.