Fidel y Mitterrand: una amistad más allá de las fronteras

Durante su estancia en nuestro país, el político se reunió con el Comandante en Jefe Fidel Castro, en ese entonces Primer Ministro, (el presidente cubano era Os­valdo Dorticós con quien también sostuvo conversaciones). Como parte de su programa, además estuvo  en La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba, donde visitó el histórico cuartel Mon­cada.

Un comunicado firmado en aquel momento entre el Partido Comunista de Cuba y el PS francés, plasmó la solidaridad del pueblo galo con el cubano frente al imperialismo y sus actos hostiles, siendo el bloqueo económico, financiero y co­mercial una de las manifestaciones más intolerables.

A propósito, Mitterrand destacó «el inmenso esfuerzo colectivo mediante el cual Cuba en­cuentra su propio camino hacia el socialismo, su pueblo da un ejemplo de una firmeza, una generosidad, una alegría de vivir que no pueden más que impactar profundamente a los so­cialistas franceses».

El primer secretario del PS visitó nuestro país acompañado de una delegación de altos funcionarios del Partido Socialista, entre ellos el presidente del grupo parlamentario socialista Gaston Defferre así como de su esposa Danielle, según la AFP.

Fidel compartió una buena relación de amistad con Da­nielle, quien viajó a La Habana en numerosas ocasiones y estuvo a cargo de Francia Libertades, fundación humanitaria encargada de «reforzar el auge y la intensificación de las libertades individuales y colectivas en el mun­do», según la Comisión Europea.

Años más tarde, sería Fidel quien visitara Francia gracias a una invitación del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tras participar en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Mundial (Copenhague, 1995). En la capital francesa, se alojó en el Hotel Marigny, donde las autoridades francesas reciben a sus huéspedes más distinguidos.

Precisamente, en su primera visita, el líder  de la Revolución Cubana ofreció un discurso en la sede de la UNESCO, en París, donde calificó el bloqueo como «un acto criminal» y sostuvo que «ba­jo ninguna circunstancia pue­de justificarse, porque lo sufre la gente».

Tras su alocución, tuvo una breve reunión con el entonces director general de la institución, el español Federico Mayor Zaragoza y luego fue recibido en la Asamblea Nacional, donde visitó el hemiciclo y la biblioteca y se entrevistó con un grupo de diputados.

Durante su estancia de tres días en la nación europea, Fidel realizó también una entrevista privada con Mitterrand, -como Jefe de Es­ta­do-, en el palacio del Elíseo.

Mitterrand falleció el 8 de enero del 1996 víctima de cáncer de próstata. Su entierro fue un gran homenaje por parte de los franceses y de grandes personalidades de todo el mundo, entre los que se encontraba el líder de la Revo­lución Cubana.

Fidel se congregó junto a varios Jefes de Es­tado y de Gobierno en la catedral de Notre-Da­me, de París, para darle el último adiós al presidente francés que más ha permanecido en el cargo, desde 1981 hasta 1995.

La Marianne, símbolo de la Re­pú­blica, representó la lucha de los oprimidos y los valores de la revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad. La Ma­­rianne, del escultor Georges Laurent Sau­pique (1889-1961), fue uno de los bustos oficiales durante la Cuarta Re­pública (1946-1958), y actualmente c­a­da ayuntamiento del país posee un busto o estatua de ella. El origen del nombre se re­monta al siglo XVIII cuando el nombre de Marie y Anne eran muy comunes en toda Francia, sobre todo entre la población rural, de ahí que calificaran  a esta heroína como Marianne, una alegoría de la Madre Tierra.

Lleva un gorro frigio, sím­bolo proveniente de la antigua Tur­quía y que en Roma fue distintivo de los esclavos libertos que habían recuperado la libertad, tal como el que se ve en el escudo cubano.

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