Golpes contundentes a la dictadura en enero de 1958

En la capital del país donde existían 19 estaciones de policía y los más importantes centros de represión y torturas como el Buró de Investigaciones, el BRAC, el SIM y la Policía Secreta, se mantenía en jaque al régimen golpista del 10 de marzo de 1952, y a cientos de “chivatos” o delatores.

En el mes de enero de 1958 varios hechos demostraron la organización y pujanza de las células clandestinas: Entre otras acciones se van a destacar el asalto a varias emisoras de radio y el sabotaje a la refinería el petróleo Belot, de la Esso Standard Oil.

Con respecto a las plantas radiales fueron seleccionadas por la Jefatura del Movimiento el Circuito Nacional Cubano y la Unión Radio, respectivamente,  ambas de alcance nacional y con gran audiencia.  En ambos  casos se designó al Capitán de Milicias Roberto Rodríguez, quien en numerosas acciones había hecho gala de su disciplina y valor.

Se escogió el sábado 25 de enero en el caso del  Circuito Nacional Cubano, emisora que en horas de la tarde de ese día  transmitía, durante varias horas, el juego de la lotería.

A las 3:30 pm. la transmisión del programa se cortó para dar paso  a la denuncia contra los crímenes de la dictadura contenida en un disco de acetato y que comenzaba con estas palabras:

 “¡Atención pueblo de Cuba, habla el Movimiento 26 de julio!”.

Si bien la misión encargada al comando revolucionario se inició con la toma por sorpresa al operador de audio, es de significar que el éxito de la operación recibió un decisivo apoyo organizativo por la célula que radicaba en el Circuito Nacional Cubano, encabezada por Francisco Vilalta.

Sin embargo, en Unión Radio no transcurrió de la misma forma, al no existir célula del Movimiento, lo que hizo más complicada la acción a realizar por la fuerte custodia policíaca allí existente.

Lo cierto es que el mismo comando que participó en la acción del Circuito Nacional Cubano pudo llegar a la cabina de trasmisiones sin dificultad alguna mezclándose entre el público visitante. De esa forma llegaron al operador de audio, ordenando a éste poner a funcionar el disco con la arenga revolucionaria similar a la que se difundió en la otra emisora citada, un día antes.

Los clandestinos salvaron la vida milagrosamente ya que la arenga, por nerviosismo o por intencionalidad  del operador de audio solo se escuchó en el estudio de grabaciones, no saliendo al aire.  De lo contrario,  se hubiera producido un enfrentamiento armado   con los policías situados en un carro patrullero a la entrada del edificio desde el cual monitoreaban la programación de la emisora.

Pocas horas después de las acciones mencionadas, el día 27 de enero, se produjo el sabotaje a la refinería Belot, ocasionando un fuerte incendio que se pudo observar, por sus grandes llamaradas y el humo, en distintas zonas de la capital. El siniestro que duró unos tres días obligó a la Esso Standard Oil a enviar, desde Estados Unidos, y mediante un puente aéreo, la sustancia extinguidora para hacer frente a la situación. 

Ese importante sabotaje, con grandes afectaciones económicas para la compañía estadounidense y para el gobierno batistiano, fue concebido por Sergio González (El Curita), Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento en la capital, con el apoyo de valiosos clandestinos, todos trabajadores de la refinería.

Poco antes de la acción, “El Curita” manifestó a los complotados: “Esta es una compañía norteamericana y tenemos que golpearla lo más  fuerte que sea posible para que se lo sienta la dictadura: que se sepa que el pueblo de Cuba está en  armas… Piensen en eso cuando vayan a hacer la acción….”

Se acordó entonces, después de escucharse varias opciones, preparar una potente bomba compuesta por 15 cartuchos de dinamita, que se transportaría en el interior de una cantina de comida, fabricada por un hojalatero del poblado de Minas, en el territorio de Guanabacoa.

Introducido el explosivo, en la refinería, correspondió a uno de los clandestinos, Próspero Roberto de la Paz, colocarlo en el puesto de entronque de las válvulas de entrada del combustible al tanque 241 y encender las mechas correspondientes. Y así lo hizo con total ecuanimidad.

Sin llamar la atención de los custodios ubicados en distintas garitas los implicados en la acción abandonaron la refinería sin tropiezo alguno.  A los pocos minutos se escuchó la fuerte explosión. Se empezaban a escuchar el ulular de los carros extintores de incendio de la refinería y de otros ubicados en Guanabacoa y municipios cercanos.

La reacción de los cuerpos represivos no se hizo esperar. La impotencia y desorientación los llevaron a numerosas  detenciones de supuestos implicados.  Se había golpeado uno de los más importantes intereses económicos de Estados Unidos en Cuba,  sostenedores de la criminal dictadura batistiana.  La Esso Standard Oil sufría la pérdida de 400,000 galones de combustible de alto octanaje.

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