Hasta siempre Moltó, Maestro de Periodistas

Con ese periodista incansable, persuasivo con el fin de convencer o esclarecer en función de metas que iban más allá de la profesión que dirigía, tuve el privilegio de compartir reuniones y encuentros personales.

Nunca dejó de ser el compañero reflexivo, excelente comunicador,  de gran modestia y firmeza revolucionaria que concitaba ejemplaridad y respeto. La imposición de criterios, por justos que fueran, no figuraban en su decálogo ético.

Se pudiera hablar mucho más de su condición de reportero a imitar y las razones por las cuales se le concedieron numerosos reconocimientos, entre otros, el  Premio Nacional de la Radio, entregado por primera vez a un miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

A su limpia y recta ejecutoria al frente de la UPEC, se deben sumar su vasta cultura política y su humanismo. Recuerdo el momento en que me comentó el deseo de Juan Marrero, otro inolvidable compañero, de pasar a la jubilación.

Sabiendo de mi estrecha amistad con éste, acotó: «Oye, no te preocupes. Yo no dejo en el aire a un amigo de tanta experiencia y prestigio que son importantes para el funcionamiento de la UPEC». Y así lo hizo, designaría a Marrero como su asesor.

Personalmente, no pocos recuerdos conservo de conversaciones que sosteníamos a menudo al coincidir en el comedor de la UPEC en horas de almuerzo, dándome a conocer, de la manera más natural, alguna que otra situación del sector periodístico. 

Contento estuvo cuando me comentó que había sido aprobado como miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Para él, no había sido un reconocimiento a su persona, sino que veía  ello como un paso importante para la unión institucional del gremio periodístico y la UNEAC.

De numerosos temas intercambiamos experiencias. Presente tengo su  interés por saber cómo se hacia el periodismo durante la lucha clandestina para combatir a la dictadura batistiana.

Sin lugar a dudas, el fallecimiento de Moltó impactó en todo el sector de la prensa cubana y en la población en general. Cientos de hombres y mujeres de pueblo le brindaron el más sincero ¡Hasta siempre!.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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