Las mujeres cubanas en la epopeya nueva y continuadora de hoy

La heroína de la Sierra y el Llano, Vilma Espín, dirigió desde entonces la FMC. Cumplió tal responsabilidad con amor, pasión, afán y creatividad sin límites, y con la ternura y fuerza de los corazones generosos.

Hoy, tras su deceso en 2007, las más de cuatro millones de afiliadas de toda la nación la homenajean con la condición de Presidenta de Honor, ganada para la posteridad por su invaluable aporte.

Si en su nacimiento, hace 59 años, se tocaron campanas de tiempos nuevos, los de la Cuba de 2019 también siguen siendo retadores y llenos de promesas.

Son otros los desafíos, otras las metas y objetivos más puntuales, pero las federadas se sientes herederas de sus antecesoras más preclaras y comparten sus mismos ideales patrióticos y morales.

Y en los momentos en que la batalla por el desarrollo económico y la preparación para la defensa del país cobra un papel protagónico, ellas contribuyen sin cortapisas.

Son partícipes, codo con codo y de igual a igual, con los demás miembros de la sociedad cubana que hoy sufre el recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos con medidas cada vez más descarnadas y crueles, que tantos sufrimientos ocasionan o efectos negativos.

La epopeya de hoy es distinta, en una Patria segura, libre e independiente, pacífica, pero sigue siendo una hermosa epopeya con cantos de esperanza.


Hay logros al cabo de tantos años. La representación femenina alcanza hoy el 67 por ciento dentro de la fuerza técnica calificada del país. No hay sector de la sociedad en el cual no esté representada, incluso en tareas como la construcción y el ámbito militar.

Se ha incrementado progresivamente y se espera sea mayor, su papel en ámbito de la dirigencia, tanto profesional como política.

El 49 por ciento de la fuerza laboral femenina lo hace en el sector estatal y en los últimos años en organismos de Gobierno y organizaciones políticas como el Comité Central y Buró Político del PCC crecieron las féminas en relación con etapas anteriores.

En el trabajo sanitario, dentro y fuera de Cuba, se nota más su presencia y en el sector de la educación también el esfuerzo de las maestras y científicas pedagogas no solamente descuella por su calidad, sino por el amor, por la calidez que generalmente imprimen a esa profesión.

Las cubanas gozan del privilegio de recibir igual salario que el hombre, por el mismo trabajo, algo que incluso no se disfruta en algunos países desarrollados.

Esta conquista, además de obedecer a la voluntad política de la Revolución, responde a la fuerza y al respeto ganado por la organización que las ha sabido representar.

Teresa Amarelle Boué, secretaria general, junto a toda la masa femenina promueve que la FMC siga haciendo realidad programas y proyectos muy acordes con esta hora, no exenta de dificultades y de sacrificios.

Tampoco son horas de coser y cantar tranquilamente, pero es innegable que hay realizaciones, porque la justicia social está garantizada en la moderna Constitución aprobada este año y en la voluntad política gubernamental. El Código de la Familia que será oportunamente actualizado afinará aún más esa proyección, que está a favor de la mujer, la niñez y la juventud hace ya 60 años.

Y sí, hay cuestiones pendientes, cómo no olvidar el combate a los rezagos del machismo que hacen aparecer casos de violencia de género en la familia cubana, aunque esto no sea un problema social de peso en la Cuba de hoy. Ahí el combate necesariamente se acompaña de resortes educacionales, culturales, inclusivos que se dirigen no solo a la mujer sino a toda la sociedad.

También la FMC mantiene el estímulo de su incorporación y permanencia al estudio, al trabajo, en la atención a los casos sociales, en las tareas de prevención a conductas delictivas, atención a familias llamadas disfuncionales y al combate de las adicciones, sobre todo en los jóvenes.

En un país con mujeres de avanzada en la memoria: la madre de la Patria Mariana Grajales, la precursora de las luchas por los derechos de la mujer, Ana Betancourt; Isabel Rubio y Rosa La Bayamesa, combatientes mambisas, revolucionarias valientes como Haydée Santamaría, Melba Hernández, Lidia Doce, Clodomira Acosta, y féminas eminentes en diversas esferas, las cubanas desean mantener esas banderas y dejar su impronta actual. Por eso viven.

Fuente. Agencia Cubana de Noticias

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