Las hordas piden sangre

Se ha hablado mucho acerca de cómo definir a los sucesivos gobiernos de Estados Unidos y su permanente amigo, el sistema degradado y degradante que le da vida a lo que es hoy el enemigo número uno de la humanidad, es decir, el imperio yanqui.

Intentemos no quedarnos en la mera afirmación epidérmica y tratemos de argumentar lo dicho: está demostrado que todas y cada una de sus acciones están vestidas de arrogancia, desfachatez, insultos y amenazas contra todo país que muestre alguna señal de independencia, porque tan ansiada palabra constituye, para ellos, una sentencia de muerte.

En otras palabras –como afirmaba el gran Bush “estás con nosotros o estás con el terrorismo”. Algo así como lo declarado con bravuconería un guapo de barrio; y además, con insolencia alertaba al mundo que EE.UU. estaba preparado para atacar a cualquier oscuro rincón del mundo. Es decir, bombardeos, genocidios, bloqueos…

No es necesario ser un avezado pronosticador para llegar a la triste afirmación de que la humanidad se encuentra en un gran peligro, y solo podrá ser eliminado mediante el concurso de los propios pueblos en una lucha tenaz. Vea usted algunos pocos ejemplos: ya se advierten signos groseros y belicosos del imperio, sus acólitos de la Unión Europea,  la guerrerista OTAN y, por supuesto, los grandes medios de comunicación bailando al compás de una música tenebrosa; hace ya algún tiempo se celebró una Conferencia llamada Acción Política Conservadora (CPAC) presidida por el “ilustre” Eduardo Verástegui, abogado del troglodita Donald Trump para su candidatura a las elecciones 2024, además del señorito Ted Cruz, senador de Texas, y hasta el hijito de su papá el fascista Bolsonaro.

Usted puede comprender el supremo objetivo de estos señores, no otro que acabar de matar de hambre al pueblo cubano, mantener bajo presión a Venezuela y Nicaragua y, para coronar las ansias de depredación, contribuir a que en el mundo se imponga el fascismo, no lo dude.

Y dejo para el final los sucesos Rusia-Ucrania y China-Taiwan, sucesos en los que EE.UU. se toma el derecho –sin que nadie se lo haya otorgado- de inmiscuirse con miles de millones de dólares y modernas armas de exterminio masivo para lograr la victoria contra Rusia y China, países que jamás han dañado a los Estados Unidos, sin embargo, son naciones que ya los ensombrecen en desarrollo humano. Y por tanto, el país del norte no soporta que nadie ose en el mundo ser superior al Diablo. Entonces, ¿es cierto o no? que tanta guerra, tanta destrucción, tanto sufrimiento actual de pueblos enteros que luchan contra el opresor o, simplemente, es que desean vivir con dignidad y no ser siervos del mal, ¿nos encontramos en el umbral de un fascismo moderno?

Pero no todo está perdido. Observe detalladamente las nobles acciones de países que luchan por su dignidad; las ansias  de justicia de pueblos arriesgando incluso su vida; las muestras de solidaridad humana con los que resultan víctimas del imperio (caso Cuba y el bloqueo); las evidentes acciones que se observan de países que desean la unión para construir el derecho de la defensa ante el monstruo; la marcha que parece indetenible de pueblos que se han separado del tutelaje y mantienen en alto su dignidad, todo lo cual era impensable hace solo algunos años, pero hoy es una verdad incuestionable.

Por lo que he mencionado no puede ser posible posturas evasivas que le faciliten el camino a la bestia; tampoco hipótesis de café con leche de algunos “visionarios”, que, al final, solo retardan las acciones y encubren la maldad. Es la disyuntiva que plantearon Friedrich Engels y Rosa Luxemburgo: “SOCIALISMO O BARBARIE”

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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