Ya nadie se atreve a cuestionar que vivimos en el mundo bajo un gigantesco manto de egoísmo, impunidad, salvajismo y sufrimientos sin par, consecuencia directa del egoísmo humano que no reconoce, ni tan siquiera, los derechos básicos de las grandes masas.
Y lo más aberrante es que estamos caminando hacia la oscuridad de la fosa, consecuencia de una realidad que pugna por eternizarse favoreciendo a los ricos y haciendo más pobres a los pobres. Por supuesto nada nuevo descubro, las realidades de hoy confirman lo dicho. Es decir, VALES SI TIENES, Y SI NO TIENES NO VALES. LOS DERECHOS PARA LOS PODEROSOS Y EL CONFORMISMO PARA LOS MARGINADOS DE SIEMPRE.
Lo que he afirmado nada novedoso tiene, lo que sucede es que cada día la situación de los pobres se acrecienta y la de los ricos, a costa de los primeros, aumenta sin cesar. Aquellos muchos no conocen siquiera el significado de derechos humanos; la hambruna, las enfermedades, el analfabetismo y otros terribles males los consume hasta que mueren a temprana edad. Mientras, los pocos viven con escandalosos lujos, en afrenta inaudita a la dignidad de los pueblos. Ya no es necesario pronunciar muchas palabras, porque hoy existen datos irrebatibles que demuestran la tenebrosa realidad.
Vea usted algunos que he tomado de la reconocida Oxfam en una publicación de este 2024:
Se espera que el primer trimillonario del mundo llegue en una década. La riqueza de los 5 hombres más ricos del mundo la duplicaron más desde el 2020, mientras que 4 mil 800 millones de personas se empobrecieron. Miles de millones se enfrentan a la pandemia, la inflación y las guerras, pero las fortunas de los multimillonarios se disparan. El Norte posee el 69% de toda la riqueza del mundo, y el 74% de las riquezas multimillonarias. Las economías del Sur están atrapadas en la exportación de productos primarios, para su uso en industrias del Norte global, así perpetuando un modelo de estilo colonial. El valor de las mayores corporaciones asciende a 10 billones de dólares (millones de millones). Otro dato estremecedor: la brecha entre los ingresos de los súper ricos y los trabajadores es tan grande que un trabajador simple necesitaría mil 200 años para ganar anualmente, lo que recibe el director de una mega empresa del Norte.
Y es realmente asombroso comprobar cómo instituciones cuyos objetivos son trabajar por la eliminación o, en otro caso al menos aliviar tanta crueldad, mantienen una actitud más expectante que combativa. Desde salones refrigerados ven como en una gran pantalla la injusticia llevada a planos sencillamente inauditos. Y no sucede nada. Todo se resume en discursos, planes para el 2030, chequeos de aspiraciones que, de antemano, se conoce que serán incumplidas. Y entonces, como un día preguntó nuestro Fidel……para qué sirve la ONU. Por supuesto, debe incluirse otras organizaciones como las defensoras de derechos humanos, y la desprestigiada OEA aunque produzca asco mencionarla.
Por qué muchos creen que es imposible revertir el caos de tanta injusticia. Y no es por cobardía, lo piensan porque son personas que todavía no entienden el GRAN MISTERIO DE TANTA MALDAD. Entre otras razones porque fueron los poderosos y no los pobres los que decidieron un día repartirse el mundo como si fueran naranjas; y como tal crearon las bases para que reinara la injusticia y la avaricia, como si fuera consustancial al mundo. Tengamos presente algo elemental: el pobre comparte sus escasos recursos por solidaridad con otros pobres; mientras que el rico no es capaz de donar un dólar para una aliviar un poco el hambre de las víctimas de él mismo. Claro, dejo en manos de prestigiosos intelectuales la explicación científica de por qué y cómo la maldad humana aún se burla de esta humanidad.
“El egoísmo es la mancha del mundo, y el desinterés su sol”. José Martí