El Partido es el arma principal de los cubanos

La delegada cienfueguera al VII Congreso del PCC complementa lo aseverado, al afirmar que la organización política «es nuestra arma principal, porque nace de las necesidades históricas del cubano en tanto ser social y de Cuba en tanto nación. Marcó, marca y marcará la pauta a seguir por una sociedad justa, unida, revolucionaria y dispuesta a luchar a toda costa por su soberanía e independencia».

En transmitirle esto a las nuevas generaciones, con las cuales contacta a diario por su responsabilidad docente, se enfrasca Bárbara, afincada en la certeza de que «nuestros jóvenes cuentan con los recursos ideológicos para acompañar y respaldar nuestro proyecto de futuro. Es preciso dialogar con ellos, escuchar sus valoraciones y confiarles tareas desde el compromiso y el amor».

Acevedo Pastrana, quien se desempeña como profesora universitaria, reflexiona en torno al papel del comunista en este momento histórico: «Estar a tono con cuanto demandan las circunstancias y las transformaciones del mo­delo económico. Comprender y ayudar a comprender los cambios; así como contribuir a en­cauzar el carro de la sociedad hacia el socialismo próspero y sostenible al que nos convoca Raúl».

El militante no puede sumirse en la complacencia, ni quedar bien con todo el mun­do. Su puesto es de vigía y de beligerancia, cuando esta sea necesaria para enfrentar las tendencias negativas, afirma la docente de la casa de altos estudios local.

Del Congreso de la fuerza política rectora de la sociedad cubana, la delegada de La Perla del Sur expresa que representa un acon­tecimiento esperado por el pueblo, el cual manifiesta su seguridad en que de la magna reunión saldrá reafirmada la convicción de preservar nuestros principios y las conquistas alcanzadas gracias al sacrificio de generaciones.

«Indicará el camino, nos ayudará a pensar cómo ser más eficientes, expeditos, claros en el trayecto hacia la meta necesaria de concebir una sociedad de mayor riqueza económica, cultural e ideológica», subrayó Bárbara.

 

 

 

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