Evo Morales obtuvo más del 45 % de los votos en elecciones presidenciales bolivianas

Para ganar en primera vuelta, alguno de los candidatos debía lograr más del 50 % de los votos válidamente emitidos o un mínimo del 40 % con una diferencia de diez puntos frente a la segunda alternativa más votada.

De acuerdo con declaraciones de funcionarios europeos y sudamericanos, que forman parte de los más de 200 observadores internacionales, la transparencia en los comicios y la confianza en el sistema de conteo y verificación de votos hacen muy sólido el argumento de que estaban en presencia de unas elecciones verdaderamente confiables.

Sin embargo, algunos de los aspirantes opositores, luego de depositar su boleta, e incluso antes, se acercaban a los medios de prensa, fundamentalmente la televisión internacional, para declarar que de ganar Evo ellos no reconocerían el resultado.

Su rival más cercano, el expresidente Carlos Mesa, de la alianza centrista Comunidad Ciudadana (CC), se declaró escéptico sobre la imparcialidad del Tribunal Supremo Electoral. Es lógico, la oposición, además de fragmentada, acudió a las urnas con una buena dosis de frustración y desaliento.

El presidente indígena y su equipo de Gobierno proyectan dar continuidad a esa gran obra emancipadora en un país que hoy transita por los caminos de un desarrollo inédito y una población altamente comprometida con el programa gubernamental.

Dos días antes de los comicios, el mandatario escribió en Twitter: «Cada día empezamos a trabajar antes de las cinco de la madrugada y terminamos después de medianoche. A diario entregamos obras en tres y hasta cinco departamentos. No quiero ser el mejor Presidente de la historia de Bolivia, quiero ser Presidente de la mejor Bolivia de la historia».

La nación andina es referencia por su estabilidad y desarrollo económico y social. La gobernabilidad sostenida durante los 13 años de mandato de Evo Morales y el apego de su Gobierno a emprender obras sociales que den respuesta a siglos de abandono colonial y de gobiernos neoliberales en las últimas décadas, han sido su principal estrategia.

Según precisa el Instituto Nacional de Estadísticas, Bolivia cerró 2018 como líder de crecimiento económico en la región por quinto año consecutivo, con un aumento del 4,22 %, gracias a las inversiones públicas, demanda interna y exportaciones.

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyectó el 31 de julio, en su informe Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2019, que el PIB de la nación andina crecerá este año un 4 %, con lo cual se colocaría como la economía con mayor expansión en Sudamérica, cifra que también comparten las proyecciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Quizá por tantos logros es que ha sido mayor la injerencia estadounidense, en su plan para tratar de impedir que el presidente Evo vuelva a dirigir los destinos de la nación.

Fuentes: Granma, PL, Twitter / Editor: Conrado Vives Anias

Autor