por Como estaba previsto la caravana se recibió en los límites con Villa Clara, en el Consejo Popular Marta Abreus y siguió para Cruces, Paradero de Camarones, Espartaco, Palmira y la Perla del Sur en medio de un gran cordón humano, de niños, jóvenes y adultos. No quedó nadie en casa.
A la Perla entró por la antigua carretera de Cuatro Caminos, Calle 63, Cartoqui, y Calzada de Dolores, desde donde se dirigió al Paseo del Prado y el Parque José Martí, dándole la vuelta hasta situarse frente a la sede de la Asamblea Provincial del Poder Popular.
Recordando cuando Fidel le habló al pueblo desde allí, aquel 6 de enero de 1959 para decir: «Había que venir aunque solo fuera para saludar a este pueblo e inclinarse reverente en tributo a los héroes del 5 de Septiembre».
Se detuvo el cortejo y la inmensa cantidad de pueblo gritó Yo soy ¡Fidel! e interpretaron las notas del Himno Nacional, con la presencia de la miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), Lidia Esther Brunet; la Presidenta de la Asamblea del Poder Popular, Mayrelys Pernía, y el combatiente Julio Camacho Aguilera, dirigente de las acciones del 5 de Septiembre de 1957.
Volvió el cortejo al Paseo del Prado y se dirigió al restaurante Covadonga, de la Paella cienfueguera, en el reparto residencial Punta Gorda, donde Fidel cenó aquel 6 de enero. Retorno por el mismo recorrido hasta Santa Clara, donde pernoctó en el Memorial Ernesto Che Guevara.
Impresionante cantidad de personas que dio el hasta luego a Fidel y retornó a las residencias, con tristeza, luego del abrazo de despedida y la imagen del Cortejo Fúnebre. Momento de mucha solemnidad cuando todos vimos pasar la urna cubierta con la bandera cubana y rodeada de flores blancas.
Fidel se queda en Cienfuegos y en todas las provincias en el camino emprendido hacia la eternidad.