IX Congreso de la UNEAC: Debates medulares en torno a la cultura, medios y redes sociales

Las intervenciones estuvieron centradas en las competencias y el intrusismo profesional en los procesos de la creación y en la relación comunicación, locución y periodismo.

Al respecto, el director audiovisual Rudy Mora dijo que se interesa más que todo por la validación de los resultados y no, en especial, por la opinión personal.

Mora explicó a los delegados la necesidad de validar aún más los esfuerzos que se hacen para posicionar con recursos un espacio en la industria televisiva y cinematográfica.

Por su parte, la cineasta Marilyn Solaya subrayó que se trata de hacer aún más estudios sobre la competencia de los públicos, en cuanto a gustos y estéticas de representación en las puestas de escena.

«Es importante entender los contextos y los sistemas de influencia en el mercado cuando se habla de la relación arte-cultura. Se insiste que el imperativo económico no sólo puede servir para valorar aún más los esfuerzos colectivos», recalcó.

Agregó que se trata entonces de pensar críticamente en las referencias y reponsabilidades de los creadores en el conocimiento de la cultura y la capacitación permanente de temas como género y mujer. «La sociedad cubana tiene una responsabilidad social pero también los medios y la institucionalidad», afirmó Solaya.

Igualmente se defendió la idea de que el impacto de las nuevas tecnologías en el ámbito comunicativo exige una adaptación múltiple y plena de creatividad para promover el talento artístico y literario.

Sobre este asunto, se insistió en el papel imprescindible de los intelectuales para formar a un público capaz de discernir con juicio crítico lo culturalmente valioso y auténtico.

El locutor pinareño Luis Hidalgo Ramos se refirió a la importancia de trabajar en los espacios de la radio y la televisión y saber quién los escucha, qué tipo de público es y qué necesita.

Ramos habló de la necesidad de repensarse las programaciones televisivas, explotar aún más las producciones de los territorios y colocar en las plantillas informativas contenidos que se realizan en los telecentros provinciales.

En tanto, Julio César Sánchez Guerra, de la filial de escritores de la Isla de la Juventud, considera que su sector puede hacer más por participar en los medios de comunicación, para defender el gusto estético, una obra de arte, para hacer una crítica o un comentario o para hablar de los problemas socioculturales del país.

Para Sánchez Guerra existe un tema vital dentro de las nuevas tecnologías, y es los intentos por vender a los cubanos paquetes de posverdad, la venta de una libertad falsa y los intentos por fluctuar la ideología.

Consideró además que los intelectuales deben de pensar y buscar vías para contribuir a la educación digital de los cubanos y luchar contra la guerra ideológica que crece en las redes.

Los participantes en la comisión consideraron que no se debe desligar a los medios de comunicación de las redes sociales, pues son las propias redes sociales medios de comunicación. Con ellas cambia el contexto de los medios tradicionales, pero también cambian las competencias que demandan de sus profesionales.

La presidenta de la Comisión, Magda Resik Aguirre, señaló que «debemos de enfrentar realidades y debilidades en torno a la presencia de la verdadera cultura en los medios y las redes, desde la producción de contenidos, hasta su difusión».

La reconocida periodista aseveró que aunque en los últimos meses se ha avanzado en la creación de mecanismos permanentes de intercambio, mediante convenios de colaboración, se debe de trabajar en alertar sobre los complejos fenómenos que se expresan en la sociedad y los «coqueteos seudoculturales» presentes en el universo mediático.

En el diálogo salieron a flote las insatisfacciones con los productos mediáticos que se ofrecen, sobre todo aquellos que reverencian el hegemonismo imperialista, la banalidad, la chabacanería y los obsoletos modos productivos que hoy existen en los medios de prensa y entorpecen la realización de trabajos con calidad.

Se llegó al consenso de que la programación debe de exigir mayor coherencia, privilegiar los espacios que han probado su valía cultural y estructurarse mucho más como un sistema que aglutine todos los canales y estaciones radiales.

Asimismo, se instó a modificar el mecanismo de autopromoción de los medios, combatir la desprofesionalización, buscar nuevas formas de superación, e intentar aplacar el éxodo del personal calificado.

Fuentes: Radio Reloj, Radio Rebelde, Cubadebate, Twitter / Editor: Conrado Vives Anias

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