¿Llegará Cuba a tener cero pacientes de la COVID-19?

Según explicó, sí existe la certeza de que la enfermedad podrá ser controlada y se evitará sea un problema de salud con la envergadura de hoy, cuando Cuba contabiliza mil 810 casos positivos en coronavirus SARS-CoV-2, frente a mil 326 recuperados y 79 fallecidos.


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En algún momento, de manera responsable, se irán levantando determinadas restricciones, porque la vida sigue, y en ese momento se mantendría la vigilancia y el tratamiento de las personas diagnosticadas, argumentó Durán.

 Acotó que cuando se abra la frontera y entren extranjeros, las medidas de control sanitario internacional deben ser rigurosas, porque si bien en el país se ha logrado el control de la enfermedad, habría que ver cómo se manifiesta en el mundo.

Durán consideró que quizás quede una endemia, que siempre se diagnostique algún número de casos, como sucede con el dengue.

Resulta peligroso dar cifras, sobre todo porque aún no se conoce qué inmunidad deja el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, luego de padecerlo, aclaró.

El experto dijo que la esperanza que existe en el mundo es que el verano y el sol detengan la transmisión, junto con una vacuna que debe existir para el año que viene y que dejaría inmunidad.

Como buena noticia, se refirió un reciente estudio de un posible tratamiento basado en un anticuerpo que neutraliza el SARS-CoV-2, realizado por el Instituto de Investigación Biológica de Israel, que no es una vacuna, sino un anticuerpo que pudiera mejorar la evolución de los pacientes, aún en fase de prueba.

Durante la habitual conferencia para actualizar sobre la situación epidemiológica relacionada con la actual pandemia de COVID-19, el doctor respondió interrogantes de la prensa acreditada sobre la introducción en Cuba de las técnicas existentes en el mundo para la ventilación a los pacientes con esa enfermedad infecciosa.

Aludió en ese sentido a la experiencia de poner boca abajo a los pacientes (posición prono), utilizada en personas con distrés respiratorio agudo de manera normal, un mecanismo no invasivo que mejora la ventilación, aunque tiene contraindicaciones en determinados pacientes, por ejemplo, embarazadas, añadió el galeno.

Hay otros procedimientos para proveer de oxígeno, con máquinas portátiles, que antes eran utilizados en personas con dificultad para respirar, y han salido a relucir ahora a raíz de que muchos pacientes con la COVID-19 requieren de ventiladores y de terapias, señaló.

También recordó que desde los primeros casos contagiados con el SARS-CoV-2, el sistema de salud cubano organizó el servicio hospitalario para dedicar centros completos a personas con sospechas y confirmados con la COVID-19.

En los territorios se destinaron hospitales para la atención de estos pacientes en específico -apuntó-, y en estos no se permite acompañante ni visitas, para evitar que se transmita la enfermedad.

El personal que trabaja en estos servicios, altamente expuesto, luego de terminar su turno de trabajo de 15 días va a un centro de aislamiento por 14 días y se le aplica la prueba PCR (reacción en cadena de la polimerasa) en tiempo real antes de reingresar.

A ello se suma que se dispusieron centros de aislamiento para personas que se expusieron a un alto riesgo epidemiológico, y que todo está bien diferenciado, para evitar la contaminación de unos a otros, explicó el experto.

En su intervención insistió en que desde el 24 de marzo en Cuba no entra ningún turista, y que los que han permanecido en el país se estudian por igual; de resultar positivos al virus, se mantiene el mismo tratamiento que el que se aplica a la población cubana, agregó el epidemiólogo.

Fuente. ACN, Twitter  / Editora. Carmen Torres

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