Rememoran en Cuba explosión del acorazado estadounidense Maine

Durante las palabras centrales del acto, realizado en el monumento al «Maine», en el litoral habanero, el presidente del Instituto de Historia de Cuba, René González, relató cómo a partir de ese incidente en la historia de EE.UU. proliferó la fabricación de excusas para provocar confrontaciones armadas.

Según el historiador, en tiempos recientes los pretextos para agredir a la Revolución cubana son muchos y solo la cultura de resistencia del pueblo y el magisterio diplomático de su líder histórico, Fidel Castro, han impedido la consumación de una agresión armada directa.

«El ejemplo de nuestro pueblo soberano e indoblegable no lo perdonará jamás el imperialismo; de ahí los nuevos pretextos de supuestos ataques sónicos contra sus diplomáticos, a los que se unirán en un futuro otros tan imaginativos y difíciles de comprobar y creer», dijo.

Al respecto de esa acusación, investigadores de varios países insisten en la falta de un basamento científico sólido, amén de que desde la propia nación norteña se reconoce la insuficiencia de pruebas para afirmar la responsabilidad directa o indirecta de Cuba en los alegados ataques.

Del mismo modo, tanto personalidades de diferentes sectores como turistas y hombres de negocios norteamericanos y de otras regiones del planeta, afirman que viajar a la isla caribeña y permanecer en ella es completamente seguro.

Al decir de González, la pista sobre la sospechosa explosión del «Maine» viene de mucho antes.

Desde finales de 1897 la gran prensa estadounidense, aparentemente solidaria con la causa independentista del pueblo cubano, satanizaba al capitán general Valeriano Weyler y clamaba por la intervención militar directa de Washington en la Guerra entre Cuba y España.

El Maine estuvo fondeado en el puerto de La Habana durante tres semanas, hasta que el 15 de febrero de 1898, a las 21:40 horas, una violenta explosión lo hizo hundirse con rapidez.

Al ocurrir la detonación, la mayor parte de la tripulación estaba durmiendo o descansando, pero la alta oficialidad del acorazado se encontraba en tierra.

El gobierno norteamericano utilizó el suceso como argumento para declarar la guerra a España e inmiscuirse en una contienda cuya balanza se inclinaba a favor de la parte cubana.

Desde entonces hasta la fecha se realizaron múltiples investigaciones, sin que ninguna pudiera despejar por completo las dudas en torno a las sospechosas causas del incidente.

Fuente: Cubadebate / Editor: Conrado Vives Anias

 

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