Un código de las familias para la mejor convivencia de los cubanos (+Video)

Palabras como igualdad plena, consideración, solidaridad, fraternidad, coparticipación, dignidad, cooperación, la responsabilidad y el respeto mutuo, así como el vocablo protección, matizan al nuevo Código de las Familias en Cuba, un documento cuyo debate trasciende los propios hogares, la cuadra, el barrio.

Y es que resulta imprescindible la mejor interacción social entre los miembros de la vivienda, porque dentro de esta se construyen e intercambian sentidos y significados en un proceso en el cual cada uno de sus integrantes son importantes para los otros.

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Allí, en ese contexto particular, se desarrollan elementos que facilitan o inhiben la convivencia familiar, un concepto que se entiende por el proceso cotidiano de interacción de los integrantes de ese grupo, donde los vínculos de afectos o de rechazo pueden construirse o transformarse para erigir un espacio común que posibilita o no la existencia.

Del tipo de relaciones entre las partes de ese clan, depende que sea positiva o negativa la convivencia entre quienes ocupan el hogar.

La violencia de género, el maltrato a los discapacitados, la desatención a los más vulnerables y el no reconocimiento de los derechos y deberes de las personas convivientes, crea un clima tenso hasta convertir el reducido espacio de la casa en prácticamente un ring de boxeo.

Y contra esa negatividad va el nuevo Código en Cuba, para establecer límites, realzar la igualdad plena en materia filiatoria y que se respete el libre desarrollo de la personalidad, la intimidad y el proyecto de vida personal; que las niñas, los niños y adolescentes crezcan en un entorno de felicidad, amor y comprensión.

Debemos entender que la familia es un espacio de existencia compartido, y solo sus integrantes lo construyen día a día con vínculos afectivos y de respeto, solo así lograremos un hogar donde prevalezcan paz y armonía.

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