Yate Granma, la proa hacia la victoria

«Abrazo a nuestras dignas tropas y a sus jefes, oficiales y soldados, escudo invencible de la #Patria #SomosCuba #SomosContinuidad» finalmente enarboló el mandatario cubano, muy seguro de que nuestras fuerzas armadas son el pueblo uniformado», enfatizó Díaz-Canel.

Este día Cuba amaneció en Granma, y 82 jóvenes destacados de toda la nación, reeditaron la hazaña que nos trajo a los combatientes que desembarcaron ( Si salgo llego, si llego entro…* )

En cada hombre del Granma desembarcó una semilla, quedó en la tierra fértil, y cuando aquel faltó, segada la vida por el plomo, retoñó en el ideal de la victoria que triunfó sobre la desesperanza.

Y entraron 82 hombres que se ocuparon de labrar con acciones la historia de nuestra Revolución, desde los llanos en la lucha clandestina, desde la Sierra Maestra, con el eterno Fidel Castro Ruz, al frente.

De grandes proezas se enriquece la historia, pero aquella del pequeño yate blanco zarandeado, en un diciembre de mosquitos y jejenes, es una de las más hermosas, porque porque los 82 hombres que iban dentro, estrujados y estrechos, no se cansaron por los vómitos y los mareos, ni temblaron por manglar que les rajó los pies. Iban con la palabra libertad hundida más allá del uniforme verde olivo.

Aquel azaroso viaje, desde Tuxpan hasta Los Cayuelos fue odisea, oleaje retador, aviones sobre sus cabezas… y aún así conservaron la alegría y el deseo.

Hermosa porque solo pensar en el episodio de Roberto Roque sobresalta. Cayó a la boca negra del mar en uno de los vaivenes del azaroso viaje, entonces sobrevino la búsqueda infructuosa, luego los gritos desesperados… el llanto casi.  Pero la orden del Líder fue lección para tiempos futuros: hay que encontrarlo, por eso su aparición inspiró el frenesí y hasta un coro con el Himno, que se escuchó en las nubes. (Así nos lo cuenta el diario La Demajagua).

Y el hecho ha sido bautizado de muchas maneras, Proa a la Victoria, Proa a la Esperanza, Proa  a  la Vida… Lo esencial es que un día como hoy Cuba apostó por un cambio en su destino, que tuvo como guía a Fidel…quien desde un tribunal a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Bayamo, en 1953, ya había advertido: «Mis compañeros no están olvidados, ni muertos».

Entonces la ruta del Yate Granma fue azimut para sus premonitoras palabras: «Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo» ... El Granma y su preciada carga de gigantes, salió, llegó, entró, y sobre todo trinfó. Y hoy día sigue su proa hacia el futuro con la obra que nos legaron nuestros padres, DE PIE.

Fuentes: ACN, Granma, La Demajagua, Twitter /  Editora: Maria Salomé Campanioni

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