El Papa viaja con un séquito de aproximadamente 30 personas, entre quienes se encuentran el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y el “ministro” del Exterior vaticano, monseñor John Gallagher, quien usualmente no va en estas comitivas. De acuerdo con el Vaticano, esta vez ha sido incluido “debido a la importancia de la política exterior” de esta gira, la décima de Francisco desde su investidura como máximo representante de la Iglesia Católica universal, el 13 de marzo de 2013.
También viajan unos 10 religiosos y 20 laicos, una buena parte de ellos empleados de la Oficina de Prensa del Vaticano, así como agentes de paisano de los servicios de seguridad y de la Guardia Suiza. A ellos se unen 75 periodistas, más la tripulación de vuelo.
Esta es la primera vez que el Sumo Pontífice visita a Cuba, si se descuenta un tránsito de apenas una hora en un aeropuerto de la Isla en un viaje hacia Argentina, reconoció el Padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede.
Los periodistas fueron movilizados cuatro horas antes de la salida del vuelo papal, en una rutina donde el Vaticano organiza hasta el último minuto. Los reporteros, que poco antes de salir el avión ya armaban sus primeras notas en Fuimicino, han recibido un librito personalizado que detalla cuál será su participación en cada evento.
Cubadebate los mantendrá al tanto de lo que ocurra durante el vuelo papal, que como ha recordado el periodista de The Boston Globe, John Alex Jr, realmente no se llama “Shepherd One” (Pastor Uno), como comúnmente lo denomina la prensa norteamericana para homologarlo a los vuelos del Presidente de los Estados Unidos.
“Formalmente hablando, el avión papal no tiene un nombre. Su designación es por lo general sólo vuelo Alitalia AZ 4000 cuando despega de Roma, y más allá los italianos simplemente lo llaman el ‘papale volo’ o ‘vuelo papal’”, dice. El Papa, simplemente, no tiene su propio avión personal.