La asesoría radial del dramatizado
Cuando comencé a escribir para la Radio cubana en la Emisora Radio Rebelde, en los primeros meses del año 1968, de inmediato intercambié directamente con una asesora que para otros escritores de mi generación era una persona bien difícil de manejar en el sublime y económico momento de aceptar un libreto tuyo y pasarlo a pago, sueño, también sublime de todos nosotros por entonces.
Lo que acaban de leer puede tener múltiples lecturas. La mejor para mi es la que conlleva reconocer la labor bien profesional de los que han dedicado su vida a la asesoría de todo tipo de programas y en especial los dramatizados que exigen, a no dudarlo, una capacidad extra en la valoración radiofónica de un libreto en si mismo.


Sentimiento de respeto ha sido la característica de los cubanos al referirnos con orgullo a los antecesores que le han dado gloria y prestigio a nuestra patria. En lo que respecta a la radiodifusión cubana es obligatorio, por principio, recordar siempre a su fundador de la misma, el camagüeyano
Habanero de raíz, habla con pasión y brillo en la mirada. Seguirlo en sus mil anécdotas resulta una prueba de fuego. Anda siempre escrutando, a la caza del más insignificante cachivache para hacerlo “hablar”. Porque Tomás es un mago muy especial: extrae el sonido de los objetos, o mejor, los fabrica.
Tras unos instantes asoma la voz cómplice y siempre sonriente de la conductora. “Hola. Buenísimas tardes. Soy Tamara Peró y es un gusto estar nuevamente con ustedes, a pesar del calor. Hoy tenemos preparada una propuesta muy, pero que muy especial. Estaremos conversando sobre el programa, cómo surgió, quiénes fueron sus fundadores, la líneas musicales que defiende y por supuesto, no faltará la buena música.