La radio lo bautizó. El reconocido locutor Gerardo Houdayer, lo presentó una tarde en la revista cultural Imagen de la emisora CMKC en Santiago de Cuba como “El gigante de las tablas”. Fue algo inusitado, espontáneo, hermoso. La aparente paradoja le subió un escalón, se convirtió en carta de presentación para este artista, cuya anatomía se eleva del suelo apenas un metro con treinta y tres centímetros.
Eso tiene la radio, lo que ocurre en un instante, te puede dar un pase a la eternidad.
Un intercambio requiere un conocimiento previo, no solo de la trayectoria, sino de la sicología de la otra persona. Mantener una subjetividad frente a otra no es tarea ligera. Hay que saber manejar los términos precisos. Hay que tener un cuidado especial cuando la persona que tienes al lado tiene alguna limitación físico-motora o de otro tipo, para no herir ni atizar pasajes de triste recordación.
Jamás olvido cuando reporté una gala de la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores (ACLIFIM) desde el propio teatro. Confieso que sufrí una conmoción al principio, las frases se me atragantaban; mas el suceso acabó reconfortándome, al ver a tanta gente entonando un canto al optimismo, pese a todas sus limitaciones.
Así me encontré con Kenys Lindsay Reyes, quien suma un cuarto de siglo de trabajo artístico y ha demostrado en la Compañía Variedades Santiago que el tamaño no es decisivo, cuando la voluntad y la imaginación asisten. Se trataba de retratar su grandeza artística, humana. Y comenzaron las sinceridades, las confesiones:
—Desde edades tempranas, el mayor reto para mi familia era saber cómo iba a insertarme dentro de la sociedad…. Los muchachos me miraban como algo diferente, pero sobre la marcha fue creciendo el proceso de adaptación, aunque una vez más que otra, escuchaba la palabra…
—¿Cuál palabra?
—Enano
No hubo silencios incómodos, no hubo asombros. El talento sobrado le gana los centímetros. Seguimos conversando sobre su responsabilidad con el público infantil (hermoso, pero difícil), de como lo transforma la bola roja en la nariz en su condición de payaso y de esa inmediata comunicación que sostiene con el público. A veces le gritan payaso por aquí, por allá… y él responde con una sonrisa.
A la radio le hacen falta historias como la suya, de crecimiento y optimismo, de escalar el amor sin que la diferencia o los obstáculos sean barreras infranqueables. “Conmover es moralizar”, dijo El Maestro. Radiaciones no se guarda estas confesiones, quiere que usted también las escuche.
Basta un CLIC.