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Festival es sinónimo de fiesta, es espacio de encuentros, es descubrimiento. De todo eso hubo en tierra holguinera, en predios del anfitrión César Hidalgo. Uno de los temas esenciales, como preocupación esencial de todo radialista, de todo acto de comunicación, son las audiencias.
¿Hacia quiénes dirijo mi mensaje, con quiénes comparto mi producto, qué resonancias causa?
Las casas radiales cubanas (en el privilegiado número de un centenar), cuya programación aparece segmentada según los destinatarios, precisa revalorar los estudios de audiencia de manera constante y apostar por el orden cualitativo que arroje más que números, atributos.
El tema de los públicos fue abordado en el último Congreso de la Unión de Periodista de Cuba (UPEC) y relacionado con dos conceptos claves: credibilidad y creatividad. Estar cerca de la gente y de sus preocupaciones; comunicar con arte y de manera contemporánea, CONOCER a nuestras audiencias, y en especial al segmento más joven, resulta decisivo.
Aliuska Barrios Leyva, directora provincial de la radio en Las Tunas, declaró recientemente a la periodista y radialista Lisandra Gómez: “Tenemos que ir donde están los jóvenes, a universidades, politécnicos, preuniversitarios y secundarias básicas, a buscar nuestros públicos, tratando de que conozcan y enfocarnos también en qué les gusta, viéndonos como un medio próximo. Así seguramente van a ser muchos más los que van a empezar a escucharnos (…) desde su teléfono, por Teveo (…) o en internet, desde páginas web”.
Este Portal de la Radio, este pequeño espacio, RADIACIONES, es parte de esos esfuerzos. La radio escrita, la radio en su multimedialidad, la radio mundializada, la radio por el ciberespacio, la radio bajo demanda, es la radio de hoy. La radio no solo es selectiva, es también muy personal.
El Festival de la Radio, en su regreso, fue espacio para el reconocimiento merecido, para aquilatar lo hecho, para criticar aquello que ha tomado sendas de formalismo, de acomodamientos, de caducidad. Bienvenido sea, siempre que constituya un espacio para la reflexión, nunca para la complacencia. La radio es esa que se hace todos los días, todas las horas.
Confío en la radio y en su gente, en su carácter familiar, en ese sonido que nos acompaña contra viento y marea. No hay que olvidar un solo instante que vivimos la democratización de la comunicación, su personalización y universalidad. Para que aquello que hacemos se imponga, alcance su objetivo, hay que seguir desarrollando estrategias y vías.
La radio es estirpe y renuevo perpetuos, es el desafío cotidiano, somos nosotros mismos.
