El micrófono es un gran amigo

El «flechazo» de amor sucedió en la capital cubana, allá por 1969, cuando «escuchaba mucho Nocturno, y otros programas de Radio Cordón, de La Habana.» 

Así comienza mi diálogo con Tomás Ernesto Martínez Robles, santiaguero por cuna, manzanillero por adopción, y para quien la radio es «una pasión permanente.» 

Me atrajo la locución porque me imaginaba «cosas» y descubrí que los locutores me «descubrían» un mundo desconocido: el de la imaginación. 

Años después, y mientras transcurría también en aquel escenario, su servicio militar, Martínez Robles o sencillamente, Ernesto hizo sus pininos en como conductor de festivales artísticos de aficionados de las FAR como declamador y más nunca se ha podido apartar de la radio.

«Al concluir esa etapa regreso a la ciudad del Golfo de Guacanayabo, me incorporo a Radio Granma mediante un concurso y fue maravilloso estar y aprender de notables personalidades de esta especialidad. Continué mi formación y hoy escribo y dirijo varios programas. 

– ¿Frente al micrófono existen «nervios»?

–  «El buen locutor siempre, por una u otra razón, no deja de tener ese tipo de presión, de nervios por un momento álgido que se le presenta como leer una información «a primera vista» o que el director le diga: ‘presenta a fulano, director de tal cosa’. 

«Aquí hay que hacer una improvisación clara, precisa; yo a los jóvenes siempre les digo que eso es comprensible porque para el locutor el micrófono es un gran amigo, pero te puede «jugar» muchas malas pasadas.

Rigor, disciplina y pasión distinguen la  estatura artística de Martínez Robles en este medio de difusión masiva, del que es Premio Nacional 2018 (hasta ahora único en el antena granmense), Maestro de Radialistas y Arista de Mérito.

«Un locutor tiene que transitar por todos los terrenos: el arte, la cultura, la política, la geopolítica; conocer cómo se mueven el mundo y su localidad. No ser un erudito pero sí conocer de todo.  

– La escuela cubana de locución es referente…

– «Cuba siempre ha tenido una escuela de locución fuerte con excepcionales profesores Manolo Riveiro, Chucho Herrera, Franco Carbón, Gladys Zoizueta, Lilia Rosa López, Enrique López… mucha calidad concentrada también en Germán Pinelli, Consuelo Vidal y Eva Rodríguez. 

«Todos sentaron cátedra en el conocimiento de la profesión, en la posibilidad de superarse, estudiar y amar mucho lo que uno hace. 

Junto a otros colegas de varias especialidades del medio, Ernesto preside la comisión artística de la Radio para la evaluación de los profesionales de la región oriental de la Isla.

«El conocimiento es esencial; la molestia y sencillez, no creerte el «ombligo del mundo» porque las personas te conocen por la televisión o escuchan en la radio. ¡Ah! es una gran satisfacción porque reconocen tu obra, pero tienes la obligación de hacerla crecer. 

«Para mi es una bendición haberle dedicado todos estos años a la radio, en septiembre serán 47. Reconozco a los iniciadores y los que tuvieron la encomienda de continuar. 

Festejamos estos cien años con una obra sólida y reconocida, pero con los retos de no dejarla de lado, y eso no depende solo de los locutores, que somos uno, de los varios eslabones que sujetan y hacen fuerte la radio cubana. 

«Nosotros le damos «color» a la imaginación del oyente, pero para que esto se logre intervienen muchos factores. La radio es un maravilloso mundo. 

-… y que es su vida… 

– «Ha sido mi vida. Desde que entré a una emisora ha sido mi razón de existencia. La radio ha sido, quizás, la novia de siempre.

Autor. Roberto Mesa Matos

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