Gaby: una voz del presente

Gabriela Marrero, la adolescente que hoy interpreta a la Giselle de Solecito Mañanero, todas las mañanas en Radio Rebelde, nos cuenta cómo descubrió el mundo radiofónico.

GM: «En la primaria me gustaba escribir poesías y declamar; la directora de la escuela dijo que yo servía para la radio y para la comunicación. Me habló del proyecto Voces del Futuro, y esperé hasta cuarto grado que era la edad para empezar. Todos los sábados nos enseñaban locución, historia del arte y de vez en cuando música. Me gustaba el ambiente, era algo diferente. Se trataba de un grupo de niños, niñas y adolescentes que teníamos un mismo interés: la locución».

«Queríamos comunicarnos bien y algún día llegar a ser locutores y locutoras, actores y actrices. Como mis padres siempre estaban de viaje, me llevaba mi abuelo o mi tía; mi familia hizo un gran esfuerzo porque nosotros vivimos bastante lejos, en Arroyo Naranjo. Los profesores del proyecto le tenían tremendo cariño a mi abuelo Manolito».

-¿De las tres asignaturas cuál era la que más te llamaba la atención?

GM: «Realmente Historia del Arte, por la forma de ser de la profesora, porque nos enseñaba hasta un poco de Psicología; aprendimos mucho sobre diversas cosas, hacíamos diferentes tipos de entrenamientos para improvisar y perder la pena en el momento de expresarnos e interpretar. Esa profesora se llama Yirian García de la Torre».

-¿Cuándo empezaste a realizar programas radiales?

GM: «De ese mismo proyecto salen las voces para el programa Conectados al Futuro, de la emisora COCO, dirigido por la profesora Maydé. Allí hay tres locutores adolescentes y yo me incorporé al principio sólo para presentar música, hasta que llegó la oportunidad de pasar a la conducción principal. Varios años después, durante una actividad del proyecto, nos avisaron que estaban haciendo casting para la niña de Solecito Mañanero, de Radio Rebelde. Me presenté pero en ese momento no me escogieron porque estaban buscando una voz más aniñada y la mía siempre fue más fuerte. Para mi sorpresa me llamaron dos meses después. Iban a probarme porque yo tenía mejor dicción. Entonces el reto fue sacar esa voz más de niña que la mía».

-¿Qué ha significado Solecito Mañanero en tu carrera?

GM: «Una escuela en todos los sentidos, empecé a los diez años. Este programa es completamente diferente a lo que yo siempre hice en Conectados al Futuro. «Solecito» es un programa actuado para niños».

«En las primeras grabaciones hacíamos sólo un guión y nos demorábamos mucho; ahora hacemos varios guiones el mismo día.  He aprendido mucho con Yumié Rodríguez, la actriz que hace de mi mamá, y Cuqui Dueñas, la directora. Gracias a ellas he mejorado en todos los sentidos, sobre todo en  dicción y naturalidad. Los guiones me los entregan una semana antes y entonces empiezo a estudiarlos y marcarlos, como ellas me enseñaron. Ya llevo cuatro años en el programa y me parezco un poco  a Giselle, la niña del personaje del programa, porque coincide que ambas somos muy curiosas».

-¿Cómo ha sido el vínculo de la radio con la escuela, con tu vida de forma  general?

GM: «Ahora tengo mucha más seguridad para hablar en público, me ha ayudado mucho para expresarme con una adecuada dicción y buen uso del idioma. En los seminarios miro a un punto fijo o directamente a la cara del profesor y no me pongo tan nerviosa como antes. La radio da mucha cultura. Todos los temas que interpreto en los programas me ayudan para mis clases, las pruebas, las conversaciones con mis amigos. Por ejemplo, en «Conectados» estamos haciendo secciones de entrevistas a niños con puntos de vista muy interesantes, que dejan  enseñanzas. El director Jan Carlos deja que copiemos los programas y yo a veces los he sugerido en la escuela para desarrollar debates».

-¿Qué mensaje les dejarías a los niños, niñas y adolescentes para que se conecten mucho más a la radio del presente?

GM: «Les diría que escuchen la radio porque nunca va a pasar de moda, es algo muy interesante. No sólo sirve para cuando hay un ciclón y no hay televisión. En la radio se aprende muchísimo, pero fundamentalmente desarrolla la imaginación. Es como si te estuvieran leyendo y uno tiene que representar a los personajes. A veces me pregunto cómo me imaginarán a mí, porque la niña de «Solecito» es delgadita y yo, bueno, ya me ves…»

 

 

 

 

Autor