“En la radio que la gente sean los protagonistas”, afirma Reynaldo Taladrid

Reynaldo se pasa buena parte de su profesión – tengamos presente el televisivo “Pasaje a lo Desconocido” – entrevistando y haciendo miles de preguntas. Al concluir la emisión del “Triángulo de la Confianza” en Radio Ciudad del Mar le pedí que esta vez fuese yo quien le preguntara, y él con la cordialidad que le es inherente lo aceptó enseguida. Lo primero que le pregunté fue su fecha de nacimiento, y me dijo que nació el 24 de julio de 1961, el mismo día que Yuri Gagarin, el primer cosmonauta del mundo, llegó a Cuba para celebrar con el pueblo cubano el octavo aniversario del Moncada.

Aunque su presencia en la televisión es una cotidianidad para él y para los televidentes, Taladrid es, sin la menor duda, un hombre de la radio. Cierto que algunas personas – pienso que sin mala intención, pero sí equívocamente – opinan que entre ambos medios, radio y televisión, existe cierta rivalidad. Ese fue uno de los primeros temas que motivaron mi diálogo con él y muy convencido me dio su punto de vista.

–    Yo sigo pensando que la radio va a sobrevivir; no solo como piensan algunos por la calidad de la música en la radio satelital, que existe, ni por la calidad que logra la FM con la radio. No, no es la música, no es solamente por eso; pienso que el tono de intimidad que logra la Radio, no lo logra la televisión. Soy un caso atípico, siempre existe la dicotomía esa… la gente de la televisión, algunos que se creen superiores, etcétera, la gente de la radio… Eso es mucho mito, a lo mejor hay algo de realidad, pero a mí me pasa al revés. Haciendo Televisión, y siendo una gente de la televisión, yo quería hacer radio y quería hacerlo por muchas razones. La primera es la comodidad que me da la radio, la intimidad, la interacción en vivo, se puede lograr en televisión, no digo que no, pero nunca es igual. Y lo otro, no tener que… cuando digo maquillaje no me refiero solo al proceso técnico del maquillaje sino a estar relajado en un cabina y a mí, por lo menos, me da mayor placer.

Esas incursiones radiofónicas ¿cómo las comenzaste?

–    Entonces, ¿qué se me ocurrió? Cuando se creó la emisora Habana Radio, de la Oficina del Historiador, se me ocurrió llevar los temas de Pasaje a lo Desconocido, ¡los temas!, a un programa de Radio, pero… con dramaturgia propia, estructura propia y vida propia. Aquello no dio todo al comienzo porque la emisora estaba naciendo, apenas tenía potencia; en ese momento no se oía más allá de una zona muy reducida, pero sí funcionó porque llegó a ser uno de los programas más escuchados pese a la pequeña potencia de la emisora en aquel entonces. Después por razones prácticas, logísticas, que a veces en la vida deciden, no se hizo más el programa. Y luego me volvieron a ver con la idea para retomarla. Y bueno, ya nació, ya existe.

taladridAhora el programa lo tienes en Radio Rebelde…

–    En Radio Rebelde, porque una de las quejas era el deseo de escuchar el programa en el resto del país, y me parece justo, ya está el programa semanal. ¡Es un programa de Radio! El tema puede o no coincidir con el que se toque en la Televisión, pero los temas son universales, cuando tú hablas, no se… de Juana de Arco, o del clítoris, o de los extraterrestres, ese tema ni es de la Televisión ni de la Radio exclusivamente, son temas universales, como ya te dije, lo que pasa es que la gente lo puede ver el domingo, se prepara, y entonces lo oye en el programa de Radio un sábado.
A ver… además del contenido, en el orden del formato me parece que hay algo más en tu programa por la radio, ¿me equivoco? ¿Cuál es la clave?

–    ¿Cuál es la clave? Uno: que la gente sean los protagonistas, 90 por ciento de protagonismo de la gente. Dos: que la gente interactúe, se sienta protagonista preguntándole directamente al especialista, y que el especialista le responda. Tres: el debate; puede haber debate con el especialista, “no estoy de acuerdo”, por ejemplo, en el primer programa que hicimos, donde estaba la doctora Mariela Castro, en Radio Rebelde, llamó una oyente y dijo: “yo acabo de oír a la doctora, no estoy de acuerdo con ella”, qué bien, qué bueno, si de eso se trata, de convencer a la gente y darles argumentos. Que exista el debate tanto con el especialista como a veces entre oyentes, a veces llama un oyente manifestando su desacuerdo con algo que se haya dicho. Entonces tenemos: interacción, la gente llama, protagonismo de la gente, debate y, además, el especialista tiene el tiempo que no tiene en Televisión para profundizar el tema que lo requiera. No que la Televisión te va obligando a simplificar por razones de tiempo, siempre. Con todas esas ventajas, esas tipicidades, se hace este programa de Radio que yo disfruto ¡muchísimo!

Ese horario de los sábados a las 7 de la noche, ¿no te ha sido complicado? Es fin de semana, la gente pasea, oye música…

–    Hay gente que me dice: “oye, los sábados a las 7 de la noche…” yo disfruto muchísimo y creo, eso hay que preguntárselo a la directora de Radio Rebelde, si ha tenido éxito. No me toca a mí decirlo.

De las transmisiones deportivas, por ejemplo, el béisbol ¿cómo lo asumes?

–    A mí me encanta, lo disfruto personal y profesionalmente estar en las transmisiones de radio. Ahí sí es un reto mayor que en televisión, a la inversa. En televisión se debe analizar, comentar, intercambiar más, porque tú estás viendo la imagen. En radio tienes que respetar “lo sagrado” de la acción porque la gente no está viendo, necesita saber si hubo un foul, un roletazo a tercera, un batazo y te obliga a administrar mejor los análisis y comentarios complementarios.

He notado que digamos, en “Pasaje a lo Desconocido”, por muy denso que sea el tema, evitas los vocablos científicos, y si tienes que usarlo o lo hace tu interlocutor, le pides que aclare. Siempre se te ve y oye desenfadado, natural, por muy sofisticado que sea el tema.

–    Una cosa importante: hablar como cubano. Eso lo mismo en la televisión que en la radio, pero en la radio hay que hacerlo: los cubanos hablamos, nos interrumpimos, los cubanos no somos finlandeses, ni estudiamos en la Escuela “Emmanuel Kant” ni mucho menos. Hablamos de una manera y creo que la gente agradece que nuestra forma de hablar no sea importada, tan correcta que duerme, a veces, y los cubanos así. Lo que pasa es que a veces hay gente que le choca porque no están acostumbrados, pero yo defiendo eso.

En cuanto a forma y contenido en la programación, ¿puedes revelarme tu punto de vista?

–    Puedes tener el mejor contenido, perfecto, mandado a hacer, de todo punto de vista, y si es aburrido, si no llega, si el lenguaje es ajeno a la gente, perdiste porque cambié de canal, apagué la radio, puse el DVD o no sé qué o no te vi, no te escuché. Insisto en esas cosas que en la radio son claves.

En el caso de programas televisados llevados luego a la radio, cuando has tenido que recrear la imagen al ámbito sonoro, ¿te ha sido difícil?

–    Trato de que el programa de radio tenga su tratamiento, ese es un objetivo sagrado, es independiente, propio, que no dependa; lo otro es una antesala, una introducción, anuncio el tema, que estén preparados, que tengan preguntas… que se preparen para el sábado, pero que tenga independencia. No hace falta recrear, de verdad que no, y otra cosa: puede ser que coincida con el tema del domingo en la televisión o no. Puede ser que este domingo salgan Los Vikingos, y yo decida hacer el sábado en la radio un programa de otro tema. Eso está incluido en la idea, como parte de que el programa de radio tenga su personalidad propia.

Ha surgido cierto debate en los medios sobre la dicotomía entre el locutor y el comunicador, que si es uno o el otro quien debe conducir ciertos espacios. ¿Qué piensas en cuanto a esto?

–    Son dos especialidades, las dos tienen su tipicidad, y ambas tienen alto valor. Los locutores son personas que tienen la voz que no tengo, mi amigo Marlon… ¡SIETE EN PUNTO, la hora oficial!, ¿tú crees que yo pueda hacer eso? Eso le queda a él de maravilla. Ahora, por ejemplo, hicimos un spot del dios Crono para radio. ¡Genial le queda! La locución es una especialidad que se estudia, se pasa el curso, y tiene su valor. Eso de comunicador… ¡volvemos a lo mismo!, depende de quién es cada cual. Te puedes encontrar un excelente locutor y un mal locutor; por ser locutor no hay garantía de ser una joya. Como en todas las profesiones, hay buenos locutores y malos locutores. Eso de comunicador puede que los haya muy buenos y puede que los haya muy malos. El esquema de que “el locutor habla bien, el comunicador habla mal”, es como dije un esquema, nada es absoluto en la vida, puede que un locutor se equivoque tantas veces porque no tenga cultura y confunda palabras leyendo; además, está leyendo lo que otro escribe. Puede ser que el comunicador hable muy bien – o viceversa – en ninguna profesión hay garantía de nada, son dos especialidades, lo que no se debe anatemizar a ninguna de las dos, y que las dos sigan existiendo. Lo que hay es que luchar por que en las dos se haga bien. Ninguna es garantía de nada: ni todos los locutores hablan bien; ni todos los comunicadores hablan mal; ni todos los locutores son geniales; ni todos los comunicadores son excelentes. En las dos puede haber buenos, regulares y malos como en toda profesión en la vida.

Estamos en la era de las nuevas tecnología de la información y, por supuesto, de la comunicación. ¿Cómo consideras que la Radio Cubana deba asumir estos nuevos retos?

–    Las tecnologías son medios para trasladar lo que se hace. La clave de todo es lo que se haga. Con las nuevas tecnologías se multiplica la cantidad de emisoras, canales… De lo que están sedientas las nuevas tecnologías es de más programas, y ¡ojo con eso!, que todas esas tecnologías “per se” no resuelven nada. En un satélite donde antes cabía un canal de televisión, ahora caben siete. Lo que hace falta es más programación, y en la radio igual. Lo insustituible es lo que cree el ser humano, lo que le da contenido a la tecnología. Un dispositivo, un equipo por sí solo no es bueno ni malo, depende de lo que el cerebro haga con ese DVD, el fin para el cual lo use.

Vuelvo a lo de la radio y la televisión, esos choques de horarios, ¿para bien o para mal?

–    La radio tiene el reto de hacer programas que sean tan interesantes, tan atractivos y con el contenido tan bueno que motive a oírlos aunque se tenga una señal de televisión satelital con calidad digital delante de uno. Da lo mismo, pues la gente lo que va a hacer es seleccionar qué están poniendo. La clave siempre va a estar en el cerebro, y eso también depende de la educación, la familia, la sociedad, la batalla está en poner los medios en función de ideas, de contenidos, de programas con valor. Insisto en que sean entretenidos, agradables, atractivos, hay que romper ese esquema que tenemos aquí a veces, desgraciadamente, de que todo tiene que ser “serio”, que el cubano tenga que actuar como si estuviera en Novosibirsk. Eso de serio, de engolar la voz… los cubanos ni somos así, ni hablamos así, y nos reímos. Estuvimos en el año 1962 al borde, más cercanos a una guerra mundial, y aquí se tocaba congas en las trincheras. Se lo digo a los más jóvenes para que lo averigüen. Entonces, ¿cómo vas a pretender que un pueblo que tocaba conga en las trincheras y cantaba “ven, negra, vamos a gozar, que el mundo se va a acabar”, y de verdad que estaba al borde, cómo se le va a hablar de esa manera tan seria… Entonces cuando uno hace un chiste… “oye, eso no es serio…” No, hombre, no. La clave está en la forma como se diga el contenido, que se más cercana a como hablamos los cubanos, como somos y lo que nos gusta. Y cuando se hace así, se preocupan algunos burócratas; hay gente que piensa que les dicen: “tu papel es analizar”, entonces hay gente que burocráticamente se dicen: “si yo tengo que analizar, tengo que criticar”, y analizar no quiere decir criticar, puede ser también decir: “¡qué bueno!”, pero se sienten obligados a criticar, a decir: “ese tú no es correcto”. La experiencia me dice que pasa eso entre cinco burócratas, pero la razón de ser… ¿no decimos en todos lados: nuestra razón de ser es el pueblo, es la gente, bueno, entonces en qué quedamos? Le gusta a la gente, pero no le gusta a cuatro burócratas ¿en dónde está la cosa?

Definitivamente, apuestas por el pueblo, que sean ellos quienes decidan sus programas…

–    Mi opinión: todo el tiempo con la gente, es la razón de ser de hacer radio, de crear un programa, y cuando se usan estos métodos la gente los oyen, los agradecen, y a veces a cuatro burócratas les preocupa que no sea muy serio, aunque nunca te lo pueden argumentar más allá de dos minutos. En un combate de boxeo eso sería que más allá de dos minutos no aguantan, pero creo que es bueno que siempre exista cierta contradicción, aunque pensar siempre en la gente, después en la gente y después en la gente. Y no las consignas retóricas, que después un programa le gusta mucho a la gente, y le van arriba.  

Luego de esta plática con Taladrid no me cabe duda de que, aunque hombre de la televisión, lo es también de la radio, ¡y de los bien convencidos de su propósito! Pienso que ustedes y yo coincidamos.

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