Unido a sus admirables valores humanos, Marcia conmueve por esa audacia y el amor sin límites a la profesión.
«Fue una dependencia total desde el propio día que comencé a ejercerlo hace ya casi 40 años en el periódico Escambray de mi tierra natal Sancti Spiritus», confesó a Radio Ciudad del Mar.
Para quien en casi cuatro décadas ha ejercido la profesión con responsabilidad, exigencia, entrega y superación, la convicción es un hecho.
«Estoy segura que sin el periodismo no puedo sobrevivir. Pierde todo sentido mi vida», reveló a la Radio provincial en la que permanece hoy activa y en busca de la noticia.
«No concibo despertar y no hacer periodismo. En sueños, incluso, hago periodismo y me lo puedes creer. He escrito reportajes, crónicas, en sueños. Al despertar puedo recordar y escribo rápido esas ideas para que no se me pierdan y han resultado textos coherentes», nos cuenta.
Silva Llano rememora: «En una ocasión soñé con el horrendo crimen de Barbados, me levanté en la madrugada y escribí una crónica. Ese trabajo fue Premio Nacional de la Radio. En el periodismo está mi vida toda, los años más importantes».
Muchas anécdotas, jocosas, tristes, pero que asegura la han marcado para siempre, tanto en lo personal como en lo profesional.
«Cuando trabajaba en el diario Escambray de Sancti Spiritus fui a realizar una averiguación de una queja para la sección que atendía, Cartas de Nuestros Lectores, y al mismo tiempo de verificarla, defendí a una mujer que le negaban la manutención del hijo, y por esa causa la estaban violentando».
Y siguieron otras anécdotas…
«Acceder a tirarme una foto con mi entrevistada, una campesina dedicada a la crianza de ganado mayor en Cienfuegos. Yo con la grabadora apoyada en el lomo del animal, a petición suya».
«Una cobertura en la Sala de Oncohematología del Pediátrico de Cienfuegos, que no pude cubrir por mi llanto. Ya vestida incluso con ropa estéril. Un desmayo, con pérdida total de conciencia y asistencia médica al concluir una trasmisión en vivo de un acto nacional con la presencia de Vilma Espín. Se retrasó el inicio y estaba yo de única locutora en off, fuera de la radio en la guagua de trasmisión móvil».
«También muy jocosa pero preocupante (sonríe). Una cuartilla arrebatada de las manos por mi hijo pequeñito, en un pase en vivo a la Revista Informativa A Esta Hora y tener que seguir improvisando la noticia, gracias a poder memorizar lo sucedido en la cobertura. Son incontables pero todas me dejaron lecciones para ser mejor periodista», afirma la comunicadora.
Marcia confiesa sus sueños y aconseja a los nuevos que se inician en el periodismo, según García Márquez: «El mejor oficio del mundo».
«Mi mayor anhelo en esta profesión, es poder ejercer hasta el último minuto de mi vida, sin que me falte esta pasión que tengo hoy(…) Sin que disminuya mi sapiencia y la manera precisa para contar las maravillosas historias de vida de los cubanos, de los cienfuegueros, sencillos y trabajadores. Esos que a diario conozco en los campos porque atiendo la organización campesina, también en las calles y en mi propio barrio. Y ese deseo lo convierto en mi consejo para los jóvenes periodistas, enriquecer la pasión por el periodismo, la veracidad que debe tener y su esencia».
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