Narrar no es «hablar por hablar»

 

En ocasiones, vemos muchos jóvenes que se desempeñan en múltiples funciones y no dudamos en preguntarnos ¿cómo lo hacen?, pero la respuesta es sencilla, pues si cuentan con todas las fuerzas de sus cuerpos y la sapiencia necesaria, no será difícil desbocarse hacia los más diversos mundos.

La radio cubana se place de contar con muchos de estos ejemplos de personas sencillas, pero que se lanzan a retos muy difíciles de sostener. Tal es el caso de los jóvenes narradores-comentaristas deportivos que actualmente, desde sus diferentes escenarios, libran cada jornada con la sabiduría suficiente de sentirse verdaderos líderes de opinión para aquellas personas que gustan del deporte y buscan sus voces para informarse.

Ejemplifican lo anterior, dos nombres, Erik Mendilahexon, de la emisora Radio Ciudad del Mar, en la provincia de Cienfuegos y Wilber Pastrana, de la joven provincia de Mayabeque y comentarista deportivo de la señal sonora de Radio Mayabeque.

El primero llega a la Radio a la edad de quince años con ilusiones e ideas de llevar sus conocimientos sobre deporte a todos los oyentes. «Comencé como colaborador, comentando juegos de baloncesto, posteriormente logré matricularme en varios cursos de preparación, hasta que pude habilitarme como narrador-comentarista deportivo», asegura Eric.

«Mi experiencia es diferente, comenta Wilber, comencé como reportero desde mi municipio en Melena del Sur.  Siempre tuve mucha afinidad por el deporte, de ahí que en varias ocasiones realicé noticias relacionadas con el beisbol, pero nunca imaginé que me convertiría en narrador. Luego de la división de la antigua provincia La Habana, Radio Mayabeque se reestructuró para crear, entre otros, un equipo de narradores-comentaristas deportivos. La idea de pertenecer a este team me hizo mucha ilusión, por lo que previo a la serie 51 de la pelota cubana, me preparé y comencé a hacer mis primeras narraciones para el pueblo desde la Radio.»

Aunque actualmente por sus desempeños frente a los micrófonos muchos oyentes pensarían que se encuentran ante voces longevas en el medio, estos jóvenes no dejan de respetar cada regla de un narrador-comentarista deportivo y aseguran que en sus profesiones la ética y el respeto hacia el público son elementos fundamentales.

«El narrador precisa llegar a la imparcialidad, en mi caso, prosigue Erik, he logrado ser imparcial casi sin proponérmelo. Soy villaclareño, vivo desde los 3 años en Cienfuegos y estudié en Camagüey. He narrado para diferentes emisoras en diversas provincias, pero lógicamente comencé admirando un equipo por la influencia paterna. Con el paso de los años me he vuelto poco defensor de quien gane o quien pierda, lo que me interesa es lo que ocurre en el espectáculo, que sea digno y trascendente para poder descubrir la verdadera esencia del juego.»

Por su parte, Wilber asegura que para un narrador- comentarista deportivo, es importante tener talento y mucha preparación en todos los deportes, aun cuando la afinidad sea por uno en específico. «Un narrador comentarista deportivo, no puede tener guión para efectuar su trabajo. Por ejemplo, se predice que en el juego va a pichear Ariel Miranda, y entonces uno prepara un comentario sobre cómo se ha comportado este pitcher durante la temporada, pero tal vez en el primer inning le hacen seis carreras y lo quitan, y entonces ya mi comentario quedó sin hacerse y tengo que cambiar todo ese libreto por el cual me había preparado el día anterior y valerme de mis conocimientos para seguir narrando.»

No importa el deporte ni los jugadores, para el espectador, conocedor o no del tema, resulta relevante la elocuencia de las palabras de quienes narran el juego, la veracidad de los juicios y criterios emitidos, para entonces coincidir y atestiguar que «esto» es así, porque lo dijo «tal» narrador.

«Es inevitable que comentemos cuando narramos un juego, de ahí el sobre nombre de narrador-comentarista. Pero siempre ante un criterio dejo por adelantado que es mi opinión la que voy a emitir, lo cual no significa que sea una sentencia definitiva, porque no soy juez. Simplemente soy una persona que observa desde su prisma y que enfoca sus comentarios hacia el jugador, no el individuo ni el ser humano que hay detrás de ese jugador», afirmó Eric.

Wilber y Erik, comparten esa necesidad de transportar al oyente hacia el estadio y hacerlo sentir como un aficionado que aplaude o discute desde su banco la jugada del equipo preferido.

«Mi mayor meta cuando me enfrento a narrar un  juego es que el oyente sienta, de la manera en que se lo describo, cómo tiene puesta la gorra o la sudadera uno de los jugadores, que visualice la manera en la que está parado el bateador y cómo está jugando el tercera base. Si el oyente logró sentirse sentado en el estadio con mi narración, pues estoy completamente seguro que logré mi objetivo», concluyó Wilber.

Erik y Wilber, dos jóvenes radialistas cubanos que enfrentan el peso de la verdad a toda costa y que se sienten orgullosos y seguros de pertenecer a un gremio de profesionales ávidos de oportunidades por hacer del deporte cubano un verdadero ejemplo del pueblo.

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