Nora Rodríguez Calzadilla: Luz de sueños

Al entrar, me llaman la atención algunos detalles. Ella no lo sabe. Sobre la mesita de mimbre en el centro de la sala hay algunos libros. “Como esperando la ocasión”, pensé. En la pared que queda justo frente a la puerta de entrada, cuelga un grabado de Martí. Es el Premio Periódico Patria (2010) que otorga la Sociedad Cultural José Martí a profesionales de la comunicación consagrados a la vida y obra del Héroe Nacional. Ella es, hasta el momento, la primera y única radialista cubana que posee el reconocimiento en el país.

“A él debo gran parte de mi vida. Parecerá mentira, yo sueño con el Apóstol. Es mi guía, mi inspiración. En ocasiones, incluso, le he pedido, cual fiel creyente martiana que soy, por el futuro de mi única hija, por mi familia toda, mis amigos, mi país. En sus textos aún descubro nuevas facetas”. Al parecer, y según comenta, las cartas escritas a María Mantilla la acompañan cada día en los soliloquios con sus lecturas.

“La entrevista ha fluido sin percatarnos”. Pensó ella en un inicio. La realidad es que yo preferí concentrarme y no preocuparme por las preguntas. Tiene grandes dotes de comunicadora y sería poco sabio interceder cuando narra alguna de sus vivencias como periodista u opina al respecto. Ella se da cuenta y habla, habla como si estuviera frente a un joven amigo que ha estado ausente y desea conocer más.

Nora conversa sin prisa. Rememora con pasión sus tiempos como enviada especial de la Radio Cubana en Paraguay y Venezuela. Describe con pena la situación social y económica latinoamericana, a la vez que confirma la ardua labor de los médicos cubanos en la región. En sus trabajos siempre se ha propuesto, según comenta, llegar más allá del hecho noticioso: intenta ahondar en los valores del ser humano.

Yo también me proponía conocer sus motivaciones sensoriales, su día a día, su pasado. Porque, después de una previa consulta de su biografía, muy pocos, de veras, muy pocos aspectos novedosos sobre ella quedan por revelar en sus más de treinta años como profesional de la prensa.

En la niñez de Nora descubrí a la periodista inquieta, responsable y preocupada. Las clases de piano en la escuela Amadeo Roldán le moldearon el espíritu. “Esa etapa fue muy dura para mí porque tenía que crecer al estilo infranqueable de una concertista, por lo que después de cuatro años, y por mi personalidad, decidí salir en búsqueda de otros caminos. Mis padres siempre me apoyaron en todo. Sobre todo mi madre.

“Me interesaba mucho más la guitarra. Pero al no poder entrar a la escuela por ese instrumento, pues tal vez, sin proponérmelo, aprovecharía otras inquietudes: la escritura, la comunicación, la investigación. Mi madre cada vez que se pone a releer mis cartas de la escuela al campo dice que yo escribía crónicas. Yo detallaba todas las jornadas laborales. Y para ese entonces aún no conocía nada de técnicas periodísticas”.

Fue en el curso para trabajadores de la carrera en la Universidad de La Habana donde comenzó a perfeccionar sus habilidades. Quizás un poco antes. Cuando trabajaba en la Central de Trabajadores de Cuba, en el organismo nacional, y creó un boletín de noticias sonoro a propuesta de otros. Fundó también Radio Ciudad de La Habana mientras terminaba la licenciatura y a partir de ahí comenzó su eterno andar por varias emisoras como reportera, jefa de redacción, entre otras responsabilidades.

“Cuando trabajaba en Radio Rebelde, por ejemplo, siempre tuve bien clara la función del periodismo. Nunca desgasté a mis subordinados haciéndolos cubrir actos oficiales que no fueran noticiosos. Prefería priorizar ‘grandes’ entrevistas o comentarios críticos. Pensaba que de esa forma contribuía mejor al desarrollo de la Revolución y de nuestra sociedad. Conocía muy bien los intereses y las habilidades de cada uno de los periodistas. Lo que me permitía distribuir las coberturas y temáticas en función de priorizar la inmediatez y la calidad”.

Y es que Nora es de esas profesionales astutas, suspicaces, con convicciones revolucionarias constantes. Sin dejarse apaciguar por los años. A pesar de su apasionamiento por la radio, medio que defiende a ultranza, se ha dejado llevar por la dialéctica y los fenómenos comunicacionales de los últimos tiempos.

Hace poco se hizo Máster en Ciencias de la Comunicación tras defender una investigación sobre la llamada red de redes, término que relativiza al mencionarlo. Sigue las propuestas de los teóricos, pero prefiere la técnica de observar mientras participa entre los unos y los ceros. Hoy se reconoce fiel crítica, más que de la ausencia tecnológica, de las maneras de concebir el periodismo en Internet de algunos medios digitales cubanos.

“En mi opinión, les falta incorporar una serie de principios básicos. La interactividad y la multimedialidad son claves. En la gran mayoría de las webs no se preponderan. Lo que pudiera ser fatal. Limitan a los usuarios de los espacios de socialización y colaboración que en constante búsqueda defienden como entes activos, productores de contenidos, que se reconocen”.

Resulta impresionante conocer opiniones tan adelantadas para lo que pudiéramos llamar una mujer analógica, por su reconocido andar en el medio sonoro. Es realmente alentador escuchar a Nora al opinar sobre cómo deben ser los perfiles de los profesionales de la comunicación en Internet, las nuevas maneras de hacer periodismo, las rutinas periodísticas de los medios digitales, el nivel de flexibilización que deben tener las agendas en pos de atrapar la atención de más lectores cibernautas…

“La web se ha vuelto más competitiva. Los usuarios más selectivos. En internet de nada vale concebir un periodismo con un estilo oficialista y con estructuras clásicas amparadas por los folletines de las escuelas más tradicionales”.

El té se enfría en la tasa de porcelana blanca pasadas las dos de la tarde a la expectativa de un último sorbo. Internet y sus entramados simbólicos nos han atrapado en un debate que quisiéramos no abandonar. Hemos pospuesto una y otra vez sus millonarias experiencias en congresos, coberturas. Sus decenas de lauros. Es tan amplia la obra de Nora. Al menos he logrado conocer físicamente a la mujer que sin conocerme ya reía del otro lado del auricular.

Nora Leopoldina Rodríguez Calzadilla trabaja hoy en la emisora de la cultura cubana, Radio Enciclopedia. Por ella tiene un gran sentido de pertenencia. Es una mujer en constante cambio llena de expectativas en el futuro de la comunicación del país. La despedida en la puerta de su casa prometió un próximo reencuentro para cuando Cronos esté de nuestra parte y otras facetas de su vida y pensamientos se puedan rememorar.

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