Asumir esa realidad hace resistirnos a la idea de no volver a verlo, o no sentirlo a través de cada departamento de la emisora, con su voz dura pero convincente: ¨hay que meterle porque es de pipa y se pone caliente…¨, una frase que siempre le acompañó cuando las situaciones se tornaban más complicadas y requerían de la astucia y la entrega de todos.
Por eso preferimos recordarlo como él hubiese querido: jaranero, hiperquinético, en la acción cotidiana, optimista, buscando, liderando, bailando e inventando, soñando cómo hacer de la emisora algo diferente, proactivo, consultando aquí y allá para ¨beber¨ de la experiencia y el conocimiento de otros para llegar a una idea final más acabada, y avanzar.
Deseo recordarlo con ese hablar ¨tropeloso¨ pero resuelto, de quien no rehuyó nunca un combate, con la mirada en cuánto más podía hacerse para potenciar las cualidades de los periodistas o mantener la mayor efectividad en las redes sociales o mejorar la programación.
Siempre estuvo ahí, físicamente o a través de una llamada telefónica a cualquier hora del día, la noche o la madrugada: “¿Quién faltó? ¿Por qué? ¿Quién lo sustituye?”, preguntaba incesantemente; “¡Cuidado con esto o con lo otro, afinquen para que todo salga bien!”. O cuando se mantuvo casi sin descanso al frente de la ¨tropa¨ en los momentos más duros de la pandemia y hubo que mudarse temporalmente a otro recinto.
Así era de insistente, incluso durante los primeros momentos de su enfermedad, cuando llegaba a la emisora violando prescripciones médicas, para puntualizar cualquier detalle, mientras sus compañeros le aconsejaban ¨cuídate, hermano¨. Siempre pensando en el bien mayor, la emisora, nuestra emisora.
La mayoría lo apreciaba, por su sencillez y humildad, por ser naturalidad, un cubano auténtico, por su capacidad de escuchar. Porque siempre resultó el mismo, sin perder autoridad y facultades. Porque cuando hubo que jaranear o bailar lo hizo como el primero, pero cuando las circunstancias requirieron de la dureza y el llamado a lo cortico asumió el papel que le tocaba, porque lo primero siempre fue el trabajo.
Resultó una persona de detalles. Y eso lo hizo un ser humano de mayor altura. Llevaba a punta de lápiz las fechas de los cumpleaños de los programas, de su gente, nunca pasó por alto el Día Internacional de la Mujer, de las Madres o de los Padres, el reconocimiento a los periodistas, la salutación por el fin de año, la llamada telefónica o la visita a los enfermos o convalecientes. Eso hará extrañarlo más.
Frank, amigo, dejas un gran vacío, y más allá de tú responsabilidad como Director General al frente de toda la tropa, se extrañará por tu permanente compromiso, tu conversación afable, tus recorridos cotidianos por cada oficina o departamento, tu acción resuelta para buscarles soluciones a los problemas o atenderlos con prontitud, y también el regaño que nos sacudía a todos.
Tenías mucho que dar todavía en plena flor de tu vida, y hasta el final luchaste con denuedo y optimismo. La enfermedad te venció físicamente, pero no al cariño y el ejemplo que dejas a tus compañeros, tu optimismo, tu impronta para vencer obstáculos.
¡Descansa en paz, guerrero Rebelde! Eres y siempre serás, Frank, el del millón de amigos.
– Falleció el compañero Frank Aguiar Ponce, director de la emisora nacional Radio Rebelde