Bárbara Betancourt Abreu: Periodista de excelencia de Radio y Televisión
Llegó a la locución desde el periodismo y Radio Habana Cuba fue la escuela fundamental para ambas profesiones, desde que comenzó en la emisora internacional cubana en 1982.
Cuando se enfrentó a un micrófono por vez primera, no decía bacco, ni casne, por barco y carne. No trocaba las R por las L, ni se comía las S, pero el aire no le alcanzaba para leer de corrido sin detenerse hasta la próxima coma, y rompía lo que luego supo que se llamaban grupos fónicos. Pero tuvo la suerte que en Radio Habana Cuba había un maestro de la palabra bien dicha, Ángel Hernández Iñigo-Barceló, uno de los mejores locutores del país, que apreció las condiciones y cultura de Barbarita. Después tuvo otro Ángel, pero de apellido Ferrera, que también trabajó sobre los defectos que aún tenía.


¡Discúlpame un momentico, Alfonso! Compañera, no tenga pena en hojear algún libro que le interese, mírelo aunque no vaya a comprarlo, hágalo con toda confianza!
Durante muchos años, algunos compañeros que entonces laborábamos en la Cadena Oriental de Radio —trasladada desde Santiago de Cuba a La Habana, el 3 de agosto de 1953—, pensábamos de manera similar en cuanto a la visita que el compañero Fidel realizó a dicha emisora el 20 de mayo de 1955. Coincidíamos en que el motivo radicaba en que la casi totalidad de sus artistas, técnicos, periodistas y empleados procedían de ese territorio oriental.
El escritor ruso Antón Chéjov decía: “existen voces grandes y voces pequeñas, y no es preciso que las voces pequeñas se dejen desconcertar por las voces grandes”.