¿Cómo se llama la obra?
Sube el telón. Un dramaturgo crea un grupo en Facebook y allí comienza a articular un «movimiento». ¿El fin? Convocar una marcha «lícita y pacífica» para protestar por cosas muy nobles y entrañables, como la libertad, la justicia, la prosperidad… Gana muchos adeptos en las redes sociales. La gente empieza a compartir sus publicaciones, comienza a tener muchos likes, se habla de él. Ya líder del «movimiento», hace su «jugada maestra»: pedir autorización a los decisores para que permitan la marcha. Quizá pedir no es el mejor término; más bien exigir. Es una situación de ganar-ganar, da igual si el gobierno la permite o no. No hay derrota posible.