Radio cubana, horcón de nuestra cultura

Jailer Cañizares de la Paz recuerda con exactitud la primera vez que tomó en sus manos la vieja grabadora de la familia paterna. Jugó todo cuanto quiso de espaldas a los adultos. Un rato después, el batey Tuinucú —con eterno olor a maleza y ferrocarril— supo sobre la travesura del pequeño. Luego de grabar y montar varias voces, apagó el radio que se mantenía encendido durante todo el día y puso a todo volumen su propio programa. Durante unos minutos, los oídos adultos quedaron encantados. Mas su mirada y sonrisa pícara delataron la génesis de una de sus mayores pasiones. «La radio devuelve las escenas de la vida a través del sonido», confiesa ahora con 25 años como profesional en Radio Sancti Spíritus este joven tan fascinado por la magia que circula a través del éter como aquella jornada en casa de abuelos y tíos. Precisamente, la misma curiosidad por crear lo llevó con apenas 14 años a los pasillos de lo que se conoce como el Palacio de la Radio en Cuba. Aprendió de los más experimentados, quienes le nombraron «el niño de la radio» y, un tiempo después con un permiso especial para trabajar, se hizo adulto entre cintas y micrófonos. Hoy es musicalizador, realizador de sonidos y actor de primer nivel. Más allá de esos avales y sus múltiples premios, entre los que sobresale Mejor realizador de sonidos en la última edición del Festival Nacional de la Radio Cubana, su talento, olfato y entrega son garantías para que las obras con su crédito levanten los oídos más exigentes. «Este medio es un templo. Estamos en tiempos en que no existen emisoras locales, sino internacionales. Por eso, entre los tantos retos resulta significativo enseñar a la juventud, la continuidad de nuestra centenaria y gran radio de Cuba, que hacer un programa …

Radio cubana, horcón de nuestra cultura Leer más

Fidel, el ser humano

Hoy pululan en las redes sociales, en decenas de sitios digitales, periódicos, emisoras de radio y televisoras miles de historias sobre Fidel Castro. Es 13 de agosto e inevitablemente hay que recordar su cumpleaños, su obra, su impronta, su estatura política y moral. Pero sobre todo el ser humano que fue, con virtudes y defectos; con amores escondidos y reales, con una capacidad singular para persuadir y con las lógicas testarudeces que todos tenemos en nuestro actuar diario. Esta jornada vuelven a dividirse los sentimientos en el mundo, porque todo gran ser humano con una huella tan grande en los pueblos produce eso: los que lo aman sin manchas y los que lo odian hasta por sus aciertos.  La única verdad que es incuestionable en medio de tantas anécdotas y vivencias del líder histórico de la Revolución Cubana es que cambió y marcó los destinos de un país desde 1959, algo que pocas personas logran en este paso efímero por la vida. Declararse hoy fidelista es decirle a algunos amigos que no lo vemos perfecto, pero sí que tuvo una visión política extraordinaria; es confirmar que apostamos por una sociedad mejor, aunque sepamos que todavía estamos lejos de conquistarla porque la economía diaria es fuerte y hace temblar piernas; es recordar a Galeano con aquella idea cardinal que “esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser”. El Fidel humano que más cerca recuerdo fue el que lloró una noche frente al mar por la muerte de Celia Sánchez; el que llegó primero que la madre de Ana Fidelia al hospital Hermanos Amejeiras cuando se enteró de su accidente por quemaduras; el que no sabía bailar, pero llegaba una fiesta y se ponía a compartir con pena solo con aquellos que como …

Fidel, el ser humano Leer más

El tratamiento a los imputados y acusados menores de 18 años de edad en el marco de la reforma procesal cubana

La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño establece los 18 años como la mayoría de edad de la persona. Sin embargo, tal principio no resulta obligatorio para los países signatarios, los que, en correspondencia con su idiosincrasia, tradición jurídica e intereses, pueden adoptar la edad que decidan, con la sugerencia de que, en caso de no coincidir con la contemplada en la convención, deberá proveerse a la persona menor de ese límite etario que es procesada penalmente, un grupo de garantías que aseguren el debido proceso y, por tanto, la protección especial que merece en atención a su condición de persona en desarrollo.

El tratamiento a los imputados y acusados menores de 18 años de edad en el marco de la reforma procesal cubana Leer más