Fidel es Fidel
Estas simples palabras, pronunciadas por su hermano Raúl es, quizá, la síntesis más acabada cuando se pretenda caracterizar al indiscutible líder de la Revolución Cubana. La explicación es bien sencilla. Una primera lectura de la frase nos dice que no hay otro igual como él; pero más allá, debemos concluir que hombres de su talla revolucionaria, profundamente humanista, están destinados a engrosar la hermosa lista de los imprescindibles de este mundo, o como dijo el Maestro Martí, “así se es hombre: vertido en todo un pueblo”.


“Paz con dignidad”, una frase que desde la niñez escuché en voz del líder de nuestra Revolución; frase que entraña un significado de profundo valor, tanto para cubanos, latinoamericanos y para el mundo en su totalidad.
Recuerdo que en su cumpleaños setenta, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro nos confesó a un grupo de periodistas que un buen libro podía quitarle el sueño. Rememoraba que muchos amaneceres le habían sorprendido leyendo.
Cada pueblo tiene sus horas grandes, y la primera para la hermana República del Ecuador fue el 10 de agosto de 1809, cuando resonó en los Andes su grito de independencia. Aquella mañana el cóndor remontó su vuelo más alto que de costumbre.
A pensar en Cuba y enfrentar con transparencia las culpas propias instó el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Antonio Moltó Martorell, en su reciente visita a Villa Clara, al entregar los premios de periodismo 26 de julio y Editorial de la mujer, dados a conocer el pasado día ocho de julio en La Habana.